dissabte, de març 15, 2014

[ es ] Nueva publicación de Artefakte


Nuestro último "artefakte" es todo un señor libro; una labor conceptual sobre una noción que, de entrada, a todxs parece evidente, pero que, tan pronto se comienza a trabajar sobre ella, empieza a desvelar reflexiones insospechadas, pensamientos inquietantes, invitaciones a la praxis. Hay quien querría que el concepto permaneciese en su lugar épico, en las narrativas identitarias, en las mitologías izquierdistas. El Institut de Démobilisation no (nos) lo va a permitir.

Desde un recorrido que pasa por nombres tan dispares como Bergson, Deleuze y Guattari, Kafka, Bataille, Marx, Sloterdijk, Spinoza, Benjamin, Arendt, Foucault o Kleist (y seguro que se me queda alguno), este particular instituto nos interpela sobre la interrupción de todo trabajo que, por serlo, es profanación del mundo. Hablar de huelga, nos dirán, es en la modernidad arriesgarse al juego de las aporías: ¿es posible movilizar la desmovilización? ¿dejar de trabajar para trabajar?

Durante las últimas huelgas hemos sido cada vez más quienes nos hemos mostrado insatisfechxs con el propio concepto de huelga: «¿cuál es la "huelga" de quienes no podemos hacer "huelga"?», nos preguntábamos precarixs, migrantes, estudiantes y tantas otras figuras de la sociedad postfordista... Aquí van 23 tesis, menos alguna y más muchas otras por venir, para pasarlo en grande desmovilizándonos...


Ficha

«Tesis sobre el concepto de huelga»
Institut de démobilisation (Barcelona: Artefakte, 2014)

Este libro está en su totalidad compuesto de trozos de textos que no hablan de la huelga y, porque no hablan de ella, lo hacen quizá mejor que los textos que sí hablan de ella. Esta es, cuando menos, la apuesta hecha por los autores de esta máquina colosal y circular – aparato de tesis, corolarios y escolios- enjaezada en su plano, descuartizada sobre los radios de un círculo único – y que agujerean los cinco puntos que son, según el modo en el que se los une, los de un pentágono o de una estrella. Y el todo – gran orbe- huye en el tiempo trágico de la Historia.


Institut de démobilisation

Traducción: Soledad Mira, Diego Luis Sanromán, Gaëlle Suñer
Maqueta y diseño de portada: Giovanni Roncador
Fotografía: September 24, 1965, Delano, CA, Grape Strike, Dolores Huerta
© Harvey Richards Media Archive

[ es ] El nombre propio y su control democrático

Artículo publicado en el periódico Diagonal, nº 218, págs. 28-29


Algunas ideas para pensar los liderazgos y la democratización

Ada Colau, David Fernàndez, Teresa Forcades, Diego Cañamero, Arcadi Oliveres, José Manuel Gordillo, Pablo Iglesias... la lista continúa y sigue creciendo. Desde hace un par de años, a medida que se ha ido desplegando la ola de movilizaciones en curso, han ido apareciendo en la escena política nuevos nombres propios. Cada uno a su manera todos han irrumpido en las cómodas filas de un establishment que hasta hace bien poco reclutaba sus élites por medio de un sistema de selección —competitivo, pero institucionalizado— en el cual se operaba el recambio del personal previa socialización en los consensos constitucionales y formulación explícita de fides al régimen de 1978 (recuérdese, por ejemplo, la disciplina con que se reproducía el mantra de las condenas a ETA).

divendres, de març 07, 2014

[ es ] La importancia del #multireferendum


Hay gente que cree que la manera de institucionalizar los movimientos sociales es haciendo carteles en las fechas que son emblemáticas para estos. Así, se hace un cartel para el 8 de marzo, otro para el 1 de mayo, otro para la Diada, etc. Es una táctica de marketing bien sencilla, una forma algo tosca de agenciamiento que prentende instalarse en lo políticamente correcto, ya no de cara a los propios movimientos, donde lxs activistas pueden ver con mejores o peores ojos cierta sensibilidad hacia sus causas respectivas, sino, muy especialmente, de cara a un electorado potencial que, bajo la lógica de la desmovilización, el simulacro y la representación característicos de la sociedad del espectáculo, buscan una identificación desde el que Sandel denominaba el "yo-desvinculado". Sucede así que unx puede sentirse a la vez, ecologista, socialista, feminista y todos los -istas que hagan falta, por obra y gracia del partido-marca, sin por ello tener que implicarse lo más mínimo en la democratización que tales -ismos comportan.