dimecres, de maig 29, 2013

[ es ] Del animal político al cibersimbionte



Del animal político al cibersimbionte: 
curso sobre (post) antropología política

A lo largo de los siglos los teóricos políticos se han visto obligados a responder a una pregunta fundamental sin la cual sus argumentos difícilmente podrían encontrar sustento: ¿qué es -en qué consiste- la condición humana?

Pareja a esta pregunta han surgido muchas otras: ¿cómo se define? ¿qué comporta en términos políticos?, ¿qué caracteriza ―si es el caso― su especificidad política en el reino animal?, ¿podemos modificar nuestra condición por medio de la política?, ¿qué o quien la podría modificar?, ¿es esto deseable? ¿a qué debería conducir?

Lejos de pretender abordar de manera exhaustiva cuestiones tan amplias (acaso cada quien busque para sí sus propias respuestas) lo que nos nos planteamos con este curso es más bien trazar un recorrido in/formativo sobre nuestra propia condición política, a la par que destacar las heurísticas que reclama una comprensión compleja del mundo contemporáneo. Por medio de la indagación genealógica en los aportes de la Teoría Política intentaremos repasar algunos autores destacados, reflexionando sobre sus conceptos, argumentos y visiones.

Ficha del curso

Duración del curso: 10 horas (+5 horas de lecturas)
Días y horas: 7 de junio de 16h a 19h y 8 de junio de 10h30 a 14h y de 16h a 19h30
Lugar: Vitaminas (Plaça Cardona 7 – local 22, Barcelona)
Idiomas: castellano, catalán (inglés, textos)
Precio: 20€ (incluye el libro de Itard, El niño salvaje, artefakte, 2013)
Materiales docentes: dossier de textos, videos y otros
Máximo de matrícula: 10-12 personas
Nivel de dificuldad: de preferencia universitario
Dinamizador: Raimundo Viejo, profesor en la Universitat de Girona/miembro de Artefakte

+ info en la web de Artefakte

divendres, de maig 24, 2013

[ es ] ¿Es necesario migrar para poder efectuar una cultura crítica?



Desde Ecléctica se preguntan por algunas cuestiones fundamentales que nos afectan a quienes vivimos de, en, por, para... las industrias de la cultura. Las que siguen serían mis improvisadas respuestas particulares

¿Es necesario migrar para poder efectuar una cultura crítica?

No, pero está claro que la cultura crítica lo tiene mucho más fácil en otros países.

¿Se puede criticar desde dentro a la universidad?

Sí, pero dentro de un orden, en los márgenes del pluralismo óntico del liberalismo, obedeciendo, representando disensos reductibles al mando. Vamos, que se puede criticar, pero no se puede hacer Crítica en el sentido pleno de la palabra (como cualquier otra cosa en un marco liberal: el liberalismo es, por sus premisas, contrario a la plenitud, es solo una ideología de la multilación intelectual.

¿Hay que fundar otras instituciones?

Por descontado. Hay que fundar las instituciones del común, unas instituciones que no se inscriban en la gramática liberal, sino que apunten más allá, hacia la plenitud de la cultura.

¿Las identidades, pueden criticarse desde dentro, o hay que mirarlas por comparación desde otros lugares?

Hay que hacer ambas cosas, pues los dentros y fueras de las identidades no son predeterminaciones, sino fronteras móviles con las que nos interrogamos. Por eso, más que exteriores constitutivos lo que necesitamos son exteriores constituyentes, diferencias que difieren y no diferencias diferidas.

¿Cómo nos afectan las relaciones materiales y cómo nos condicionan a la hora de producir un conocimiento que cuestione algunos de los elementos sistémicos productores de desigualdad?

Lo material está en la base de todo, sin ello lo inmaterial carece de plano de consistencia y el antagonismo no deviene posible: sin un análisis materialista estamos abocados a la
 

¿Contribuyen los fenómenos migratorios, a mejorar nuestra cultura, a vernos en espejos, a autocriticarnos?

Cualquier alteración de nuestras interacciones simbióticas puede comportar una autocrítica. Pero también un repliegue, una negación, un prejuicio.

¿Cómo construimos nuestra comunidad mestiza de críticos sin caer en la multiculturalidad igualitarista?

Partiendo de un cambio radical de antropología política que comience por pasar de pensarnos como agregado de sujetos individuales que constituyen una comunidad contingente efecto del vínculo que impone el mando a entendernos como los simbiontes que somos, inacabados, incompletos, siempre necesitados de un otro con quien constituirnos.

Y, finalmente, ¿cómo ejercemos la autocrítica de nuestros hogares e instituciones sabiendo que no vendrán por nosotros y estaremos?

Sabiendo construir hogares donde no se nos espere, con quien no se nos espere; resituándonos siempre, desde el anonimato en nuevos comunes, constelaciones cambiantes de un hogar. Al final, solo morando en el enjambre resulta posible pensar una estrategia de éxito capaz de combinar antagonismo y agonismo de suerte tal que la producción institucional resulte posible.

dilluns, de maig 13, 2013

[ es ] El 15M no es un movimiento: viva el 15M!


Así "informa" esta mañana El País sobre la multitudinaria jornada de ayer: "El 15-M vuelve dos años después con el impulso de mareas y plataformas". Es un hecho conocido de quienes trabajamos en el estudio de los movimientos sociales que el rotativo madrileño lleva décadas especializado en la producción de marcos interpretativos (frames) cuya único objetivo es desmovilizar. De manera mucho más eficaz que las burdas mentiras neocon de la derecha, El País persiste en ser un medio de orden, por más que sus encantos y habilidades infoxicadoras no sean hoy la décima parte de lo que fueron. 

En efecto, quienes vivimos los ochenta saben de la fascinación que entonces ejercía sobre una buena parte de las cabezas críticas: claro que también eran los tiempos en que sus columnas las escribían Vázquez Montalbán o Haro Tecglén. Por suerte, su tratamiento mediático de América Latina y otros despropósitos recientes han minado la legitimidad que se ganó, acaso inmerecidamente, durante la Transición.

¿Realmente vuelve el 15M? ¿O no será que solo muta?

A lo largo del día de ayer, inducidos por frames tan poco rigurosos como este de El País, no pocas de las personas que encontré en la manifestación (especialmente aquellas que son periodistas) me vinieron con el mismo análisis de lo que estaba pasando; un diagnóstico basado en una falaz métrica cuantitativa y reificadora que intenta siempre leer la política del movimiento por la masividad de ciclos a los que se etiqueta como movimiento tal o movimiento cual. En otras palabras, el 15M sería un "movimiento" (reificación), que ayer fracasaba al tener "menos" gente que en ocasiones anteriores (cuantificación).

Primero, seamos rigurosos: ayer no había menos gente que el 15M (estuve en ambas manifestaciones). Por lo tanto, medir las cosas por comparación a la participación de aquel 15M de 2011 sigue evidenciando que estamos de lleno en una fase alcista de la ola de movilizaciones. Pretender lo contrario, diciendo que el 15M "vuelve" y que lo hace con "menos" gente, es pura demagogia.

Segundo, lo que se identifica como "movimiento 15M", en rigor, no existe. Y ello por el sencillo hecho de que 15M es la fecha de un acontecimiento. Como decía con irónico acierto un amigo: ¿dónde está el acta fundacional de ese "movimiento"? A lo que añado: en efecto, ¿cuándo alguien quiso producir el 15M de manera deliberada y lo consiguió? ¿Acaso no fue que nos lo encontramos? ¿Acaso no hubo, como hubiese dicho Maquiavelo, una parte decisiva de la fortuna en aquel 15M?

Tercero, lo que sí existe es un punto de inflexión definitivo en la ola de movilizaciones, que se venía gestando desde antes (desde V de Vivienda como poco) sobre la base de un profundo cambio repertorial y a partir del 15 de mayo de 2011 se hace no ya solo innegable para quienes conocemos de cerca el movimiento, sino para el conjunto de la sociedad española, tan dada a creerse lo que le cuentan los medios. Con el 15M lo que dio comienzo en el Reino de España fue una ola de movilizaciones que, por cierto, ya venía desplegándose de manera transnacional en el norte de África y prosiguió su camino en los EE.UU. (Occupy Wall Street) o México (#Yosoy132).

Cuarto, como acontecimiento que es y que, por tanto, marca una ruptura y mutación decisiva en la subjetividad, el 15M ganó su batalla, a saber: establecer un nuevo sentido común en la opinión pública (todavía hoy no existe en este régimen partido o institución alguna con capacidad para generar los consensos sociales del 15M). Y como decía el apotegma italiano del 77: "La rivoluzione è finita abbiamo vinto". El 15M hizo su revolución y venció. 

A partir del 15M el movimiento ha venido desplegando esos medusianos tentáculos que son las mareas, las plataformas, las okupaciones y todo el formidable arsenal que constituye hoy, el repertorio de acción colectiva disruptiva y desobediente con el que se define la agencia política del antagonismo en este país (para desesperación, por cierto, de partidos, sindicatos y medios de la izquierda fracasada). 

Por lo tanto no es que el 15M "vuelva", el 15M resuena, sigue haciendo retumbar el eco del acontecimiento, simplemente porque se celebra. Pero sin nostalgias, al menos sin nostalgias para quienes seguimos activxs, para quienes no hemos limitado nuestra comprensión del movimiento a un momento anterior a la recomposición de partidos que ganen elecciones, para quienes seguimos sabiendo decirnos en, por y para el movimiento, de manera autónoma, sin necesidad de recurrir a que nos nombren, ni a nombrarnos; en el mismo anonimato de la multitud que somos. En vano quieran decir que volvemos, siempre seguiremos aquí. Es lo que hay.

dissabte, de maig 11, 2013

[ es ] Aniversarios que no serán


[ tripi teórico, no leer sin precauciones ]

Estos días estamos asistiendo a múltiples demostraciones de participación masiva en las calles. Los problemas continúan, se agravan y seguir demostrando disconformidad, desobediencia y descontento es vital. Nadie puede permanecer en este contexto como si todo hubiese acabado. Pero al tiempo, en paralelo se sigue instalando, al igual que otrora sucedió con los foros sociales, la representación sobre la que la sociedad del espectáculo reorganiza el mando. Ese mismo juego representativo, al servicio únicamente de unas elites gestoras del evento no articula, ni instituye nada; carece por completo de cuerpo social, se manifiesta apenas como un eco que intenta recoger una voz emitida.

Más aún: la producción del aniversario como acontecimiento es infortunada por ser fallo de la virtu, no alcanza a más que vaciar el propio acontecimiento que fue el 15M del propio cuerpo social que lo produjo, sustrayéndolo de sí hasta reducirlo a una forma puramente representativa, huera, muerta. El problema de la agencia emancipadora sigue siendo, por ello mismo, el más acuciante de cuantos encaramos en esta crisis de la política. 


Y es que en una sociedad movilizada (que no ya un "movimiento social"), la militancia no es más que un ejercicio contrarrevolucionario que aspira a reducir el movimiento al dominio de su representación. Lo que se nombra como "movimiento social" acaba siendo el síntoma de una modernidad agotada, de una agencia que se sigue entendiendo como efectuación de lo absoluto, horizonte cerrado a su propia contingencia.

Esto es lo que siguen sin entender, para su propia desesperación (e ironía ajena), quienes siguen participando de una concepción exogenética del sujeto político, quienes confían a la gestión del espectáculo de la movilización su exclusivo (y excluyente) quehacer político, quienes pergeñan alianzas inverosímiles de conquistas del poder siempre preteridas mientras son conquistados por el propio poder. Mientras tanto, ahí sigue y seguirá, al margen (en paralelo a la militancia), la realidad viva del cuerpo social, el sujeto que nunca acaba de presentarse cuando se le convoca, ya que solo se hace accesible, en rigor, cuando se le invoca con éxito.

dimecres, de maig 08, 2013

[ es ] Víctor o la libertad de los campos



El fin de semana pasado, Artefakte estrenó su biblioweb: un espacio de descargas gratuitas para quien esté interesado en las publicaciones de la editorial y otros materiales afines. 

Hoy mismo se ha subido el ensayo Victor de Aveyron o la libertad de los campos. Se trata de la separata en formato pdf de la introducción al libro de Jean Itard, El niño salvaje (Barcelona: Artefakte, 2013). 

El texto comienza así…

«Corría enero de 1800 y en la remota comarca de Aveyron era capturado un niño de unos once o doce años. Tres años antes, en el departamento vecino de Tarn, el mismo niño había sido atrapado ya por una viuda que no pudo evitar su huida. Durante el tiempo que siguió fue avistado en diferentes ocasiones, siempre en la lejanía y de manera fugaz. Con la llegada del nuevo siglo, tres cazadores que vagaban por los bosques de Saint-Sernin-sur-Rance se toparon con él y lo persiguieron. En busca de un lugar donde guarecerse, el niño se coló en la casa taller de un tintorero. Allí fue descubierto y aprehendido al fin, pasando a disposición de las autoridades locales que lo enviarían a Sainte Affrique, primero, y a Rodez, poco después. Sería en esta segunda localidad donde Pierre Joseph Bonnaterre, abad y naturalista —uno de los primeros especialistas franceses en adoptar el sistema de Linneo—, se haría cargo de su caso. Desde el primero de los numerosos exámenes científicos a los que el niño sería expuesto, demostraría una formidable resistencia a la intemperie, impropia de cualquiera de su edad. La suya parecía ser una naturaleza otra que la humana; más indómita, salvaje. Quedaba fuera de toda duda, en cualquier caso, que su condición se había forjado en las más adversas condiciones»