Article publicat al setmanari Directa, 24 de juliol 2013, pàg. 11
S'acaba el curs i, com cada any, arriba l'hora del balanç de les mobilitzacions en defensa de la universitat. Un any més, el resultat és paradoxal: per una banda, queda demostrada un cop més la capacitat mobilitzadora de la PUDUP, per l'altra, sembla insensat considerar que els resultats, en el seu conjunt, siguin més que una desfeta: professors i investigadors que no renovaran contracte, que es quedaran sense recursos, que veuran retallades les seves nòmines, etc; personal administratiu que serà més explotat, precaritzat o, directament, expulsat; estudiants que hauran de pagar les pujades de taxes o que es quedaran fora per no poder pagar-les.
Artículo publicado en Diagonal, 16 de julio de 2013
En los últimos tiempos la “crisis del régimen” se ha convertido en un
lugar común del debate de la izquierda. Sin embargo, por más que se
hayan duplicado las manifestaciones, por más que las encuestas vaticinen
la crisis del bipartidismo, la cruda realidad es que eso que se suele
llamar crisis se está convirtiendo en un agotador ejercicio de espera en
el que nada se acaba de concretar y sólo el neoliberalismo progresa.
Quisiera dedicar este post quienes han hecho posible con su participación los tres cursos experimentales que Artefakte ha llevado a cabo este año.
Ya sabéis: ce n'est qu'un début...
Existen libros que son como tablas de surf: sirven para elevarse cuando llegan las olas de movilizaciones y lanzarse con ellos a explorar el vértigo de ese lado subterráneo del pensamiento, de las ideas que rara vez caben en los espacios académicos. Acabo de finalizar uno de esos libros; acaso no el mejor en su género, pero sin duda un volumen digno de interés en estos días de ágiles lecturas estivales. Lleva por título un sugerente Filosofías del underground y fue escrito por Luis Racionero, hace ya muchos años; allá por 1977, justo cuando otra ola anterior de movilizaciones alcanzaba su punto álgido.
Volcarse con libros como este requiere un paso previo, la satisfacción de una cierta y doble precaución propedéutica implícita en todo estudio genealógico del pensamiento (más aún cuando se trata de perderse en los pasajes conceptuales del underground): por una parte es preciso no perder de vista el devenir postrero del autor, ya que tratándose de uno de sus primeros escritos (si no el primero publicado) bien podría ser que nos dejásemos engañar por deducciones inferidas desde momentos posteriores de su evolución intelectual. Si algo resulta interesante de una lectura genealógica, empero, es justamente su ventaja al no situar al autor fuera de su contexto ilocucionario y las aperturas teóricas que promovía en su momento: fundamentalmente el cuestionamiento de una racionalidad cartesiana, instrumental, moderna, como forma hegemónica, holística y autoritaria de toda producción teórica.
Así se nos hace saber desde el primer párrafo del libro:
«Si de algún modo pudiera caracterizarse el multiforme espectro de filosofías que inspiran el underground, su concepto unificador sería el del filosofías irracionales. Todas ellas, subjetivas u objetivas, tienen unos supuestos de partida distintos del racionalismo, ninguna acepta los métodos de conocimiento ni los axiomas del pensamiento racional. Esto no quiere decir que sean incoherentes, absurdas e inútiles; por el contrario, pueden ser tran estructuradas, eficaces y consistentes como el racionalismo (...)»
Por otra parte no resulta legítimo acudir al momento de apertura en que el texto se redacta sin tener en consideración como los argumentos que en él se exponen nos interrogan en el presente estado de cosas. Dicho de otra forma: si tiene interés la (re)lectura de este libro, y sin duda es de agradecer su reimpresión, ello es porque de alguna manera viene a ser reflejo de una conversación que mantenemos transtemporalmente con un "nosotros" de otrora que sigue vivo; algo debe haber en sus páginas que se actualiza, que dispone de una actualidad necesaria. A mi modo de ver, esta actualidad es la urgencia de confrontarnos con los efectos de la derrota epistémica de la modernidad, con los efectos imprevistos (e imprevisibles) de una apuesta teórica que en su momento se pretendía, acaso de manera demasiado ufana, una alternativa capaz de consolidar sus propios fundamentos de manera meramente argumental, como si la cuestión institucional de la producción del conocimiento no estuviese siempre implicada en la propia producción teórica.
Por todo ello, la mayor o menor lucidez del libro de Racionero (su mayor o menor consistencia ante el paso del tiempo), es secundaria frente al incuestionable valor de los gigantes intelectuales sobre los que camina; autores y obras de referencia, no pocas de las cuales se han hecho auténticos clásicos con el paso del tiempo. El tesoro teórico con el que construyó sus páginas, sin embargo, se encuentra hoy necesitado de una recuperación institucional. No de las instituciones culturales del Estado; entiéndasenos bien, incapaces como han sido de proteger bajo su égida (acaso por el carácter intrínsecamente subversivo de sus contenidos a los ojos de Leviatán) el acervo de la que se dio en llamar contracultura. Nos referimos, por el contrario, a las instituciones emergentes del movimiento, a los gestos políticos que hoy apenas son más que prácticas instituyentes en cuyo seno se está operando la concreción institucional de estos comunes que son los tesoros de la contracultura.
Bajo esta óptica antedicha, Filosofías del underground constituye una primera y elemental cartografía más que necesaria, aunque ciertamente insuficiente y criticable, para quienes se aproximan al legado contracultural desde este postmundo en que vivimos. Frente al fetichismo hipster de imaginarios polaroid, infoxicación cotidiana de nuestra empobrecida memoria del mundo que fue, es posible operar hoy un trabajo deconstructivo, buscar las huellas genealógicas del hilo multicolor y oculto del pensamiento-otro, de la palabra subterránea; hacer emerger, en fin, contenidos rekombinantes encarnables en nuevas instituciones del saber. Generar por ello mismo las prácticas instituyentes, los procesos cognitivos y los recursos materiales con que devolver a un cuerpo saberes desencarnados es una prioridad epistémica y, sin duda, el mayor desafío al que nos enfrentamos.
A lo largo de este curso que ahora finaliza, he tenido la ocasión de poder participar en la puesta en marcha de un proyecto docente -Artefakte (también en Facebook)- pensado en esta misma clave. En el decurso de los primeros módulos que hemos experimentado este año, así como en los tutorials realizados, ha aparecido con fuerza la demanda de cartografías a las que esperamos dar respuesta el otoño que viene. El libro de Racionero se nos propone de esta guisa, como una suerte de antimanual más, un texto cualquiera a desbrozar en común, desde el común, por y para el común. Desde sus páginas, pero sobre todo, desde la praxis que sobre ellas, en ellas, desde ellas, se puede generar, resulta posible volver a surfear la ola de antagonismo de los próximos años sin por ello renunciar a un aprendizaje afortunado y feliz capaz de devolvernos un mundo.
Leo esta mañana que el bipartidismo prosigue su hundimiento (en las encuestas, claro) y veo cómo las redes sociales, especialmente por las infoesferas de la izquierda más rancia, lo festejan con una ingenuidad pasmosa. No me gusta aguar fiestas, o no, para ser exactos, las fiestas de quien se las merece. No es el caso para la izquierda de la subalternidad al régimen, a la cleptocracia de los Moral Santín, Ángel Pérez y demás gangsters de la política. Así que no me resisto a inocular en las redes este pequeño (y provocativo) post, aguafiestas él, de su fiesta. Y es que para vender la piel del oso, ya se sabe, hay que cazarlo.
Imaginemos pues, ese escenario distópico de los aguafiestas...
2015 Elecciones generales. Mariano Rajoy ha aguantado las embestidas durante cuatro largos años. En los dos primeros de la legislatura arrasó con el país, hasta dejarlo irreconocible por sus tasas de paro, precariedad, exclusión, etc. En las encuestas el bipartidismo parecía acabado. UPyD, pero sobre todo IU, se habían convertido en auténticos cestos de cangrejos donde todo el mundo se peleaba en la previsión de un montonazo de actas de diputado.
A comienzos de 2014, sin embargo, el PP y el PSOE empiezan a firmar una serie de pactos, los bancos comienzan a aflojar con el crédito y ante la desesperación general, nuevos minijobs, un par de éxitos futbolístico y mucha televisión comienzan a modificar el estado de cosas. La propaganda del régimen comienza a predicar que ahora sí, han llegado los brotes verdes.
Desde los antiguos medios "progres", ahora ya meramente neocon, como El País, se lanzan columnas de opinión firmadas por catedráticos de las más variadas ciencias sociales hablando de un nuevo republicanismo, de un espíritu constitucional regenerado, etc., etc. Docenas de jóvenes doctorados se aprestan a orientar sus investigaciones hacia los autores de moday nuevos conceptos brotan en la esfera pública en una epifanía que celebran por igual centroizquierda y centroderecha.
A lo largo de 2014 y en la primera mitad de 2015 el paro comienza a descender levemente, el Real Madrid (mejor que el Barça, ya que en Caixalunya, S.A. se sigue debatiendo la fecha de una independencia imposible) tiene opciones en la Champions y en Telecinco vuelven a aparecer más tetas siliconadas que de costumbre. Todos los indicadores están al alza.
Cansados de esperar y ante alguna encuesta avanzada por los medios ultra (Intereconomía, El Mundo, ABC o lo que sea, ya que hay para dar y tomar), UPyD, pero sobre todo IU, empiezan a ponerse nerviosos. Los puñales se afilan y en la trastienda el cainismo comienza a cobrarse sus primeras víctimas.
En apenas unos meses, llega el verano, el paro baja por el efecto estacionario y el PP proclama que tras la travesía del desierto, España vuelve a ir bien. En el PSOE una joven candidata aflora controlada desde la trastienda por la vieja guardia de los Rubalcaba y compañía. A partir de ese momento, la miseria colectiva de este "país de follaburras" (Panero dixit) hace el resto y el bipartidismo se regenera milagrosamente en cuestión de meses. Al final, aunque no se ha podido evitar que IU suba a 20 (1 menos que Anguita) y UPyD se le haya adelantado con 21, nada cambia en Españistán.
Elige ahora tu final del post:
1) ¿Colorín colorado...?
2) No mames, güey! (Emiliano Zapata dixit)