dimecres, de juny 20, 2007
[ cat ] Curs d'estiu en marxa
divendres, de juny 15, 2007
[ cat ] Curs d'estiu :: matrícula
(nota: fins ara hi ha 23 inscrits i 10 preinscrits. Perquè tingui lloc el curs encara és necessari arribar als 30 matriculats!)
+ infos sobre la matrícula clicant aqui
[ cat ] Seminari sobre l'independentisme
+ infos en breu
divendres, de juny 08, 2007
[ es ] Fallos en el interfaz representativo
Artículo publicado en Diagonal, nº 56. 7 - 20 junio. Accesible directamente en la web del periódico clicando aquí.
Los resultados electorales vienen a confirmar lo que es una evidencia desde hace bastante tiempo: algo falla en el gobierno representativo, pero las organizaciones partidistas que se quieren representantes de la sociedad que se mueve no acusan recibo. Sean sus siglas IU, BNG, CHA, ERC u otras, no parece que más allá de la pobre movilización de sus suelos electorales, existan indicios en las urnas de un cambio de perspectiva esperanzador. De entre las múltiples razones para ello destacaríamos tres.
En primer lugar, la incapacidad de estas organizaciones para hacer frente a la estrategia de tensión y suspensión de garantías impuesta por el poder judicial (con la connivencia del Ejecutivo) en el caso de la ilegalización de las listas abertzales. Ya sea mediante sus tomas de posición públicas, ya sea mediante sus posiciones en las plataformas de apoyo al proceso de paz, allí donde las ha habido, los planteamientos de estas opciones electorales han sido tibios, cuando no directamente electoralistas.
En segundo lugar, la visión de los movimientos como meros detectores de problemas para sus agendas, o peor aún, según las circunstancias, como problemas en sí mismos allí donde se producen conflictos de interés. En ciertas ocasiones se ha intentado construir hegemonías, en otras apenas se ha procurado realizar un cierto proselitismo; en cualquier caso, raras han sido las veces en que se ha incentivado la movilización desde el respeto a la autonomía de los movimientos.
En tercer lugar, y a resultas de lo anterior, sorprende la falta de propuestas programáticas que respondan realmente a las demandas sociales. La acomodación institucional de esta izquierda, manifiesta en grados variables de subalternidad respecto al PSOE, y a los grandes medios de comunicación, han hecho impermeables estas organizaciones a las propuestas de los movimientos y viceversa.
Así las cosas, las izquierdas políticas y sociales parecen destinadas a reflexionar un rato si no quieren seguir viendo progresar al neoliberalismo a pasos de gigante.
[ es ] Entre el kubotán y la pared
La reciente polémica sobre la utilización del "kubotán" ha vuelto a poner en el punto de mira al Conseller de Interior i Relacions Institucionals, Joan Saura. El alineamiento inequívoco del líder de Iniciativa per Catalunya-Els Verds con el cuerpo policial no ha sorprendido. De hecho, todavía están presentes los ecos de su papel ante la detención de Núria Pòrtulas, en prisión estrictamente por sus ideas políticas.
El nombramiento de Joan Saura, sin embargo, sí constituyó toda una sorpresa en su momento. Fruto de una negociación entre las cúpulas del tripartito, el ascenso a una cartera de primera rompió con los que habían sido hasta entonces ámbitos preferenciales de intervención de ICV (políticas sociales y medioambientales).
La promoción de Saura constituye todo un ejemplo de hipoteca de los intereses de la organización a la carrera personal del líder: comenzando por la carencia de personal cualificado para el desempeño de las responsabilidades de gobierno, el distanciamiento de unas bases carentes de criterios de enjuiciamiento de las decisiones del conseller, etc. Y todo ello en una posición de partida particularmente favorable (en el tripartito, sólo ICV había subido en votos y escaños).
Y es que Joan Saura encaja bien con un cierto perfil de político que se ha asentado en las democracias liberales desde hace algunos años y del que Joschka Fischer, ex vicecanciller y ex ministro de Alemania, constituye su mejor ejemplo. A la manera de éste, Saura gusta de la Realpolitik, esto es, de la moderación pragmática de las propuestas de los movimientos que aspira a representar, sin por ello renunciar al mayor margen de maniobra posible dentro de las lógicas institucionales del gobierno representativo.
Este primer rasgo del perfil político de Joan Saura no es concebible sin la complementariedad existente entre su biografía y el proyecto sobre el que se asienta su carrera. Saura es un ejemplo de político profesional que ejerce puestos de representación desde antes de la treintena y que desconoce prácticamente todo acerca del activismo en los movimientos.
Más allá de una efímera participación en los movimientos sindical y vecinal en los 70, la suya ha sido siempre una actividad centrada entre el partido, las instituciones y los medios. Saura ha crecido en la trayectoria que conduce al PSUC del eurocomunismo al eco-pacifismo de ICV, es decir, en la creación de una organización que rompe con el modelo del partido-comunidad, característico del movimiento obrero, para transformarse en el partido-marca, propio de la política del espectáculo. Es un prototipo de la nueva "clase" política que se constituye en la lógica que configura la tríada partido/instituciones/ medios. Sus éxitos, no menos que sus fracasos, siempre tendrán su origen en este particular espacio de la representación.
Aquí es, precisamente, donde cabría pensar sus últimas y polémicas actuaciones, así como los costes que ya ha comenzado a tener su carrera política para la organización que le sostiene. Resulta difícil imaginar que los meses que lleva Saura en Interior no hayan tenido su efecto sobre la candidatura de su compañera, Inma Mayol, en las municipales. La oposición de ICV a la ordenanza cívica ha pesado bien poco en la imagen que se hubiera querido presentar al electorado.
Las campañas por la liberación de Núria o contra el "kubotán", con independencia de los usos partidistas que se han entrecruzado en el debate, han incidido sobre un votante sensible a los derechos y libertades civiles. A la vista de la situación, no parece que en los cálculos de Saura entre actualmente otra relación con los movimientos. Dispone para ello de una base electoral autoritaria criada en la disciplina de la fábrica, por más que no deje de hipotecar el futuro de ICV como interfaz representativo de los movimientos.
[ es ] Heiligendamm: aprendiendo de las contracumbres
Del 6 al 8 de junio, el G-8 ha previsto volver a reunirse en suelo europeo, esta vez en Alemania. Los medios de comunicación más influyentes del país están dirigiendo el debate político hacia la confrontación entre manifestantes y policía que previsiblemente tendrá lugar con motivo de los bloqueos convocados por las redes de activistas. Hace un par de semanas, Die Zeit publicaba en primera página un artículo en el que se agitaba el espectro de la RAF [Fracción del Ejército Rojo, grupo de lucha armada alemán, hoy disuelto] y de la autonomía de los ‘80. El reputado semanario de Hamburgo no vacilaba en presentar la cumbre del G-8 como el escenario de una inminente escalada de tensión entre manifestantes y Estado. A modo de advertencia se evocaba el párrafo 129a del código penal introducido en 1976 con el objeto de castigar el delito de “asociación terrorista”.
Prolegómenos represivos
Este ambiente de tensión creciente contrasta con la apacible imagen de Heiligendamm, la villa balneario a orillas del Mar Báltico que ha sido escogida para celebrar la próxima reunión del G-8. La elección de Heiligendamm no es casual. Tras el fiasco metropolitano de Génova en 2001, se repiten aquí las características de cumbres anteriores como Evián (2003) o Gleneagles (2005): localidades de dimensiones reducidas, accesos fácilmente controlables y cercanas a ciudades de tamaño medio que aseguren los servicios necesarios.
La razón evidente, táctica, que explica la elección de la villa vecina a Rostock es la necesidad de garantizar el buen desarrollo de la cumbre ante los bloqueos convocados contra la reunión del G-8. Las implicaciones de fondo, sin embargo, son más preocupantes y van más allá de la mera gestión policial del acontecimiento dentro de un marco institucional liberal-democrático.
En efecto, la confrontación entre el G-8 y las redes de activistas ha impulsado e impulsa la instauración de un nuevo modo de mando que va más allá de la democracia liberal. Debido precisamente a este carácter constituyente del conflicto global, las cumbres son un momento privilegiado para ensayar nuevas fórmulas. Sin embargo, la relación con la producción de instituciones no es igual para ambos bandos: los movimientos crean, los Estados se adaptan.
Ante el poder constituyente de los movimientos sociales, los ordenamientos legales de los Estados se están haciendo inoperativos. Por eso, sólo mediante medidas de excepción se pueden adaptar las legislaciones y diseños institucionales que antaño se organizaban desde el Estado nacional. Al final, la lógica siempre es la misma: el progreso de la política movimiento provoca la suspensión del procedimiento democrático (la emergencia); seguidamente, la represión policial-militar divide al activismo, castiga a unos e integra a otros dentro de una nueva legislación y diseño institucional que perfecciona el control social.
Los prolegómenos de la cumbre apuntan ya algunos síntomas de gravedad. Destacaríamos tres: (1) la construcción mediática de la tensión por medio de la supresión de los marcos de referencia que garantizan un sentimiento de seguridad en la ciudadanía (la evocación de un terrorismo potencial en el seno de la autonomía alemana); (2) la aplicación de medidas de justicia preventiva (el despliegue de casi un millar de funcionarios y las perquisiciones en más de 40 espacios comunes y particulares del activismo germano); y (3) la suspensión de la libertad de circulación de los ciudadanos acordada en Schengen.
En estas circunstancias, parece razonable pensar que las redes activistas deberían recurrir a la memoria del movimiento a fin de anticipar estrategias que impidan el progreso de un estado de excepción permanente.
Recordando la experiencia de Evián (Ginebra)
En junio de 2003, el G-8 se reunió en la localidad francesa de Evián, a orillas del Lago Lemán, no muy lejos de Ginebra. Con anterioridad a este acontecimiento, el cantón suizo había conocido las movilizaciones más intensas de las últimas décadas. Sin ir más lejos, el 15 de febrero de ese mismo año, las redes de activistas habían sido partícipes de las manifestaciones globales contra la guerra en Iraq. Estas movilizaciones se habían desarrollado en el marco de las garantías constitucionales y los pacíficos patrones de la cultura política suiza. La potencia demostrada por un activismo radicado en un escenario de movilización global se traduciría, sin embargo, en una escalada de tensión sin precedentes.
Así, a raíz de un conflicto local, la policía realizó una demostración de fuerza, inusual en la apacible política helvética, que se saldó con una activista herida de gravedad (pérdida parcial de visión por bala de goma). El tratamiento mediático de este hecho adelantaba ya un cambio en la cultura represiva, orientado ahora hacia la emergencia que se presentaba en la agenda pública con la cumbre del G-8 en Evián.
La cumbre del G-8 marcó, en efecto, un momento de ruptura definitiva para los suizos. En el transcurso de las jornadas de movilización, Martin, un activista que realizaba una acción de protesta colgado del puente de Aubonne, estuvo a punto de ser asesinado por el policía que cortó la cuerda que le suspendía en el vacío. El posterior tratamiento judicial del caso, claramente exculpatorio, sentó las bases de una jurisprudencia más atenta a la gestión de la emergencia que a la observancia de las garantías del Estado de derecho. En este mismo sentido, a raíz de algunas acciones puntuales se decretó el estado de excepción. Todas las garantías constitucionales fueron suspendidas. Se inauguró un período de represión que se extendió mucho más allá de la cumbre y que hizo de la política local su terreno de operaciones. La represión se orientó, por una parte, hacia las figuras más destacadas del activismo local: detención sin cargos de L. Lerch, activista destacado de la autonomía ginebrina; encausamiento de figuras relevantes del Forum Social Lémanique como O. de Marcellus o E. de Carro, etc. Por otra, esta oleada de intervenciones selectivas se vio acompañada de nuevas medidas legales orientadas a restringir las libertades públicas más elementales por medio de la modificación del derecho de manifestación, el control del espacio público, etc. La experiencia de la cumbre de Evián aporta, en definitiva, claves para reflexionar más allá de la batalla por deslegitimar el neoliberalismo. En vísperas de Heiligendamm/ Rostock, el orden del día viene marcado por la producción de instituciones autónomas que, más allá de la crítica de los foros sociales, entienda como necesaria la organización de contrapoderes.
dimecres, de juny 06, 2007
[ cat ] Més enllà del “post”
Postmodern, postmaterial, postestructuralista, postnacional, postmarxista, postindustrial, postfordista, postcolonial, postfeminista... L'extraordinària proliferació de noms que ha donat lloc el prefix “post” és un dels millors símptomes de nostra Zeitgeist particular, de la mentalitat del nostre temps. Igual que en els anys seixanta i setanta el prefix “neo” marcava un moment discursiu de revisió i rellançament teòric (així, neomarxista, neorrealista, neogramsciano, etc.), l'actual recurs al “post” apunta a un moment en el qual s'afirma la consciència de la inoperativitat dels conceptes.
Aquest primer pas de la crítica, absolutament necessari per a produir els agenciaments d'un món que canvia (les paraules amb les quals comprendre el que ja no segueix sent igual), comporta, no obstant això, un risc greu: la suspensió del treball de la crítica en benefici de la producció d'una ideologia; d'una comprensió fal·laç del món, d'una religió civil tancada sobre els seus propis dogmes.
En efecte, col·locar el prefix post- de manera indiscriminada, sense cap mena de justificació teòrica i metodològica, pot acabar essent una manera d'esquivar la definició dels problemes; un exercici de pur diletantisme. I així, més enllà de constatar les dificultats dels conceptes d'ahir per a formular bones preguntes avui ―per a trobar els termes amb que definir els problemes del món actual (la seva heurística)―, a l'empara de l'obertura de la crisi teòrica que comporta l'èxit del prefix post s'ha evitat plantar cara a la seva finalitat epistémica última: elaborar un diccionari i una gramàtica polítics útils a les exigències de la situació.
Però la denostació de la Teoria Política no és menor en els dilentants del post que en els que prediquen el doctrinalisme com única alternativa a la comprensió del que ocorre. En rigor, darrere d'aquesta tensió apareix una fractura menor del que se sol pensar.
De fet, ambdós pols prefiguren una complementaritat perversa. D'una banda, la prèdica del “post” renega de la possibilitat d'explorar la redefinició dels conceptes que fan entrar en crisis. Per una altra, la demagògia triomfa sobre les bases de l'esgotament heurístic, del sectarisme, de la escolástica identitaria.
Per tot això, potser no estigui de més recordar les paraules de R. Barthes (“Per ventura la millor subversió no és la d'alterar els codis en comptes de destruir-los?") i exigir la recombinació dels conceptes, abans que acomodar-se per igual en la suspensió de la seva validesa o en l'afirmació de la tradició. Potser per aquesta via arribem a a fer bones les paraules de F. Lassalle: “ha estat, és i serà el fet més revolucionari, dir el que és”.
[ cat ] Moviment per la sobirania o autonomia del moviment? Les eleccions al Québec
Fa un mes i mig, el Québec va tornar a les urnes per a triar el seu govern. Les eleccions es van saldar amb el pitjor resultat per al Parti Québécois (PQ) des de 1970. Aquesta organització ha passat, així, a ocupar al tercer lloc al parlament, desbancada per la revelació conservadora, Action Démocratique du Québec (ADQ). En el terreny de la representació política, els diagnòstics apunten amb claredat a un reforçament de l'escenari federal, que allunya les possibilitats de fer una nova consulta sobre la secessió de la província. Havent arribat a perdre el referèndum de 1995 per tan sols 30.000 vots, l’independentisme québecois veu com s'allunya, així, la realització del seu objectiu polític. La hipòtesi d'un Québec sobirà ha entrat en crisi com a principal projecte del nacionalisme québecois.
En efecte, el fracàs electoral del PQ ho és, sense cap dubte, de tota una concepció d'allò polític com emancipació basada en la centralidad del poder sobirà. De fet, el que s'ha esgotat en les eleccions canadenques no és la reivindicació de la dignitat de naixença que informa l'aspiració legítima del nacionalisme québecois. El que ha estat clarament qüestionat, però, és tota una manera de concebre l'estratègia discursiva del nacionalisme basada en la centralitat de la sobirania funda en l'Estat (des d'ell o contra ell, poc importa).
Aquest fet no és singular del Québec. D'un extrem a l'altre del planeta es confirma, ja, dintre de la tendència que apunta al sorgiment d'una nova modalitat de sobirania, aliena al poder de vida i mort que instituïx el poder estatal. N'hi ha prou que pensar en l'evolució recent de la qüestió nacional en l'Estat espanyol. En pocs llocs com en les democràcies liberals més consolidades s'observa més clarament la institució d'aquesta mena de comandament global freturós d'exterior al cos social; una manera de comandament en el qual el poder és exercit des de dins.
Tot l'anterior no significa, és clar, que la pèrdua de centralitat de la sobirania en l'enunciat del discurs nacionalista hagi fet obsoleta la seva reivindicació normativa fonamental: la dignitat de naixença. En rigor, més enllà de les expressions institucionals organitzades en un règim polític que es funda en l'Estat canadenc, el que en l'actualitat es verifica com hipòtesi és la reivindicació de l'autonomia del moviment québecois; la constitució mateixa del Québec com nació de la multitud: una nació sense Estat i sense aspirar a un Estat.
I sembla que el resultat electoral del Québec ho confirma. Des d'una lectura transversal a l'Estat de partits és de remarcar una lectura ben diferent a la promoguda pels dispositius comunicatius de la representació. Entre les candidatures Québec Solidaire i Parti Vert, s'arriba a un 8% del vot. En l'afirmació de les seves singularitats respectives ambdós projectes han assumit la seva irreductibilidat a la política de la representació, sense renunciar a una estratègia transversal a les institucions del govern representatiu.
Aquests excel·lents resultats de l'esquerra extraparlamentària, per la seva banda, vénen a reflectir una dissociació creixent entre les constitucions material (les relacions de poder reals) i formal (la seva expressió jurídico-legal) de la societat. Més enllà de la seva concreció textual, la pràctica discursiva d'aquestes candidatures demostra l'obertura d'un horitzó de reivindicació nacionalista que es pensa estratègicament com rebuig a la centralitat de la sobirania associada a l'Estat. La seva exigència de la dignitat de naixença es concreta, no obstant això, com reivindicació de la capacitat de decidir lliurement en la construcció d'un comú que va més enllà de la territorialitat estatal. En aquesta perspectiva s'afirma avui la possibilitat d'una estratègia movimentista quebecoise a l'altura dels desafiaments antagonistes que acompanyen a la temptativa d'instauració d'una mena de comandament global.
diumenge, de juny 03, 2007
[ cat ] Presentació de llibre De la protesta al contrapoder
La presentació, organitzada per l'Assemblea d'Estudiants de l'UPF, contarà amb la participació de Ivan Miró, co-autor del llibre.