dissabte, d’octubre 30, 2010

[es ] La pieza que falta: políticas tras el 29-S

Pese a las oleadas de movilizaciones en Europa y el relativo éxito de la huelga general del 29 septiembre en la península, no se vislumbran cambios reales en las políticas económicas, ni del Gobierno español, ni de la Unión Europea. Abrimos una hebra de reflexión, desde abajo, sobre qué hacer con esos descontentos exhibidos.



Artículo publicado en Diagonal (viernes 29 de octubre de 2010.  Número 136)

El éxito de la movilización del pasado 29-S se arriesga a empantanarse en la arena política. A diferencia de Francia, donde una serie de huelgas sostiene la creciente ola de movilizaciones contra los ataques de Sarkozy, aquí parece que la huelga haya consumido toda la combatividad de CC OO y UGT.

Tras el 29-S, el silencio. El otoño caliente que nos prometían parece que no pasará de octubre y ya se nos ha echado encima un crudo invierno de recetas neoliberales. Y mientras que en Francia van a por la octava, aquí parece que tendremos que ver cómo el PSOE completa su giro neoliberal prácticamente sin oposición, retardando la jubilación a los 67 años y ampliando el cálculo de las pensiones de 15 a 20 –bajada efectiva de un 5,54% en las pensiones resultantes–.

Sin embargo, aquí como allá, una misma política provoca rechazo: otra vuelta de tuerca neoliberal a la que la izquierda gestionaria, desde el PSOE a las grandes centrales sindicales pasando por la izquierda subalterna (IU-ICV, ERC, BNG, etc.), no sabe –o, peor aún, no quiere– dar respuesta ni batalla. Ciertamente, en Francia esta izquierda claudicante y claudicada puede sumarse a las luchas con la misma facilidad con que la izquierda que nos gobierna se incorporó en su día contra la LOU, el Prestige o la Guerra. La pregunta, no obstante, no es quién nos causa el mal, sino cómo nos defendemos de esta izquierda que acepta el papel de alternante en el turnismo neoliberal.

Antes de nada urge comprender la naturaleza de la crisis, la manera en que afecta al trabajo al tiempo que afirma el mando del capital. Desde que a principios de los ‘80 el neoliberalismo emprendiese la estrategia de readaptación del mando al desafío de la ola de movilizaciones de los ‘60 y ‘70, hemos asistido a una lenta agonía de una modalidad de trabajo; un trabajo que había sido constitucionalizado tras la segunda postguerra mundial por medio del ‘wellfarismo’ y la acción social concertada –la negociación colectiva que implicaba en el mando a las grandes agencias del trabajo: las centrales sindicales–.

Modelo productivo

En el caso de las dictaduras del Mediterráneo sólo en la segunda mitad de los ‘70 se produjo esta incorporación al capitalismo europeo occidental. El crecimiento de las últimas décadas, sin embargo, no modificó sustantivamente el modelo productivo. Turismo y construcción, sabido es, han sostenido el crecimiento en un país que liquidó industrias enteras o las vendió a los socios europeos en la firme convicción de que el proceso de unificación económica europea revertiría en beneficio propio.

Los tiempos del europeísmo pasaron y el repliegue sobre los Estados nacionales se dejó notar, si bien no en la variante de un europeísmo de clase, sino más bien de reacciones resistencialistas y defensivas a la manera del “no” francés al Tratado de Constitución Europea. Sintomáticamente, ha sido la extrema derecha y no la extrema izquierda quien ha acabado capitalizando la crisis del proyecto europeo. No defendemos con esto el TCE, claro está.

Pero a juzgar por lo sucedido –sobre todo desde la crisis– tampoco parece que la estrategia centrada en la defensa de la estructura interna del trabajo tardofordista y sus modelos organizativos hayan servido para cambiar las tornas. De acuerdo con distintas corrientes teóricas –escuela de la regulación, ‘neoschumpeterianos’, ‘postoperaistas’, etc.–, el tránsito al postfordismo comporta diferentes procesos que afectan a la composición social del trabajo –desterritorialización, inmaterialización, etc.–. En el postfordismo, las instituciones del fordismo –partido obrero, sindicatos, etc.– se han quedado desfasadas. A ello contribuye tanto el éxito –histórico– del movimiento obrero como la ausencia de reflexión teórica crítica. Y es que el éxito dificulta la autocrítica.

No es extraño escuchar en nuestros días apologías de la socialdemocracia como si ésta no hubiera sido liquidada por el social-liberalismo. En vano los herederos del eurocomunismo se emocionan con Die Linke y la posibilidad de ocupar el espacio socialdemócrata –en un notorio desconocimiento de la política alemana, por cierto–. Tampoco sorprende escuchar a anarquistas, trotskistas e independentistas, ideologemas como la necesidad de repetir el modelo insurreccionalista, la organización leninista o los movimientos de liberación nacional, como si su éxito otrora fuera una garantía de futuro. La Historia se repite como farsa.

Autonomía, no autoexclusión

Pero si la izquierda tradicional no da para grandes esperanzas, por parte de una cierta autonomía la cosa no está mucho mejor: la confusión de autonomía con negación, como si ambas fuesen una misma cosa, es muy frecuente entre activistas de todo tipo. Nos encontramos así que, aunque no falta quien entiende el desafío postfordista, acaba finalmente enrocado en posiciones pseudoautónomas, esto es, en posiciones determinadas, en rigor, por la propia heteronomía del capital desde el margen que la sociedad de la opulencia deja al antagonismo a fin de determinar su propia vulnerabilidad, sus necesidades de readaptación y riesgos efectivos en la implementación del neoliberalismo.

Llegado este punto la cosa se pone realmente complicada, porque la izquierda no parece que esté por refundarse en serio y el interfaz representativo del movimiento es la pieza que falta contra el neoliberalismo. Subvertir los viejos lugares ideológicos de la izquierda es una tarea primera, la desobediencia a sus repertorios para visibilizar las otras realidades del trabajo –a la manera, por ejemplo, del Moviment del 25–, una prioridad. Pero tampoco lo es menos pensar las maneras de influir sobre los partidos y sindicatos. El ejemplo del Tea Party y su presión sobre el Partido Republicano, con todas las salvedades debidas, muestra hasta qué punto la extrema derecha lleva ventaja.

Así las cosas, más nos valdría aprestarnos a organizar las herramientas que impidan las derivas neoliberales de las izquierdas y no a consumirnos en los partidos imposibles y derivas electoralistas. La ley lectoral no está ahí para nada. Si no se dispone de capacidad para cambiarla hay que adaptarse. El municipalismo puede ser una herramienta en pequeños ayuntamientos, pero a escalas mayores radicalizar la democracia pasa por imponerse a las opciones presentes en las instituciones. El movimiento debe alcanzar su madurez. Esta se expresa hoy en entender los efectos de la maquinaria legislativa e influir sobre quien la hace funcionar.

divendres, d’octubre 22, 2010

[ cat ] La prosperitat després del poder



Recentment Foreign Policy ha publicat una llista dels pitjors ex presidents dels últims anys. El rànquing anava encapçalat per l'ex canceller alemany, Gerhard Schroeder. En el segon lloc destacava, per cert, un José María Aznar dedicat a entorpir la vida pública amb estridents declaracions d'extrema dreta. La raó per la qual Schroeder figura al capdavant de la llista, però, és bastant més preocupant que els disbarats d'Aznar.

Abans de finalitzar el seu mandat, el canceller d'Alemanya va fer importants declaracions a favor de Rússia i es va prodigar en elogis a Putin. En aquells dies, Schroeder va intervenir en la concessió d’un préstec de 1,4 bilions de dòlars per Gazprom, el monopoli estatal del petroli rus. Poc després, quan ja era excanceller, acceptava la Presidència del polèmic gasoducte Nord Stream d'aquesta mateixa empresa. Aquesta actuació de Schroeder va incrementar la dependència energètica d’Alemanya. Per si no fos suficient, Schroeder va sortir al pas amb unes sorprenents (i cíniques) declaracions: “No veig que hi hagi res de dolent”.

El cas de Gerhard Schroeder posa en relleu un dels problemes més greus de les democràcies liberals: la relació entre política i interessos privats, i la circulació d'elits que comporta. I és que el funcionament de la democràcia liberal, com és conegut, es basa en el govern representatiu i aquest s'articula, entre altres coses, gràcies a dos mecanismes institucionals bàsics: (1) la delegació del poder a representants i (2) el mandat per un període de temps determinat, revalidable electoralment.

A la pràctica, això es tradueix en la professionalització de la política (gràcies als beneficis de la representació, una elit aconsegueix fer de la política la seva forma de vida) i, amb aquesta professionalització, l'aparició d'un estament —el dels polítics professionals— al que s’anomena incorrectament "classe política" (la classe és un concepte derivat de la manera en què s'organitza la producció; estament, en canvi, és un estrat definit per un comú estil de vida o anàloga funció social).

Si els polítics fossin una classe no ens tindríem per què preocupar de les seves decisions, ja que respondrien als seus propis interessos. Però els polítics són un estament; un grup que, fora de la seva condició, no té una activitat productiva ni, per tant, una manera de guanyar-se la vida que no sigui les retribucions disposades als efectes pels règims polítics… o incentius externs a la política. Això fa que el polític visqui una doble tensió: d'una banda, representar els interessos que han conduït a la seva elecció; d’altra, assegurar-se un futur professional més enllà del càrrec.

Certament, hi ha algunes eines (salaris per a tota la vida, sabàtics, etc.) que asseguren el polític una sortida digna. No obstant això, el polític es socialitza en una sèrie d'espais de poder que el confereixen un estatus privilegiat i el fan, alhora, fràgil davant les interaccions amb les elits econòmiques. En la necessitat d'assegurar-se un futur congruent amb l'estatus que ha assolit, el polític professional no es pot ja acontentar, quan acaba la seva carrera, amb una volta al punt de partida. De fet, rares vegades, els polítics surten dels seus càrrecs amb igual o pitjor condició a la d'entrada. Sovint ascendeixen vertiginosament i sospitosament. Això qüestiona, és clar, la validesa i legitimitat democràtica de les seves decisions.

D'aquí a poc més d'un mes tindrem eleccions. Alguns dels més alts càrrecs, amb carreres polítiques esgotades (però encara lluny de la jubilació) ja han anunciat que no es tornaran a presentar. La ciutadania sap on aniran? Hi ha prou mecanismes de control suficients perquè no puguin perjudicar els interessos públics? Podem tenir la garantia que les seves últimes decisions són congruents amb les seves responsabilitats? Abans de queixar-nos de la desafecció creixent, seria millor que identifiquéssim què rebaixa la qualitat de la nostra democràcia i quines solucions s'haurien d'adoptar per evitar que la política es converteixi en un trampolí per a l'ascens social.

dilluns, d’octubre 18, 2010

[ es ] ¿Cuál es su huelga? (la de ellos)

Publicado por Diagonal, 18 de octubre de 2010. Número 135

La huelga del 29-S llegó tarde para hacer frente al giro neoliberal de ZP. Desde el anuncio de las medidas hasta la convocatoria, CC OO y UGT ofrecieron al Ejecutivo un valioso margen de acción que, sin embargo, no condujo a una apertura de negociaciones o modificación alguna de los reajustes. Al contrario, a pesar del éxito de la huelga, Zapatero ha confirmado su obediencia al mando de los mercados y las instituciones supraestatales que cercenan hoy nuestra soberanía.

Por más que el Ejecutivo insista en su talante y predisposición a seguir negociando recortes futuros, el PSOE se ha reafirmado en su línea, pactando, con la derecha nacionalista vasca, unos presupuestos antisociales, y con la española, recortar las pensiones. Mientras, con las elecciones catalanas de fondo, Zapatero parece dispuesto a fortalecer su giro facilitando, por activa o por pasiva, una alternancia en Catalunya que amplíe su margen de acción a la derecha y ponga fin a su ya escasa dependencia de la izquierda parlamentaria.

Convocada cuando las medidas legislativas ya habían sido aprobadas, la huelga general de CC OO y UGT en momento alguno buscó una ruptura del consenso que confiere el liderazgo político al Ejecutivo. Al contrario, la huelga sólo se planteó como un "toque de atención", un ejercicio de movilización crítico, pero moderado y consentidor, en la suposición de que después se obligaría al Ejecutivo a entrar en razón.

El escenario posterior a la huelga, marcado por el endurecimiento de la política de pensiones en el marco del Pacto de Toledo es la mejor prueba del error de cálculo de las grandes centrales sindicales. Caso omiso a la movilización, búsqueda de consenso con el PP.

Asimismo, la estrategia sindical tampoco quiso redefinir el marco institucional de la negociación de intereses; algo que, por otra parte, difícilmente se habría podido cuestionar desde el momento en que el Gobierno ha apostado por el unilateralismo y no ha querido servirse de la acción social concertada para elaborar su política (rompiendo así cualquier consenso).

Por si fuera poco, desde la extrema derecha política y mediática, se ha aprovechado la huelga para comenzar una campaña que socave los cimientos sobre los que se articula hoy la representación del trabajo (ataques a la figura del delegado sindical). Mientras que la derecha extrema atacaba las bases de la representación sindical, CC OO y UGT han sido incapaces de poner sobre la mesa cuestiones procedimentales tan básicas como la formalización de un marco institucional para la huelga (ley de huelga, servicios mínimos y demás).

Hegemonía del trabajador Aun así, CC OO y UGT han optado por ser más papistas que el Papa y agarrarse con uñas y dientes a la estrategia meramente resistencialista que mantienen desde hace décadas. Más inclinados a gestionar la lenta decadencia del trabajo fordista, proyectada intergeneracionalmente por el mando capitalista desde hace tres décadas, parecen haber renunciado a movilizar en positivo, en la búsqueda de alternativas y en el ánimo por empoderar a los más débiles.

La cartografía movilizadora de CC OO y UGT pone de manifiesto hasta qué punto favorecen una figura social hegemónica dentro del trabajo (el trabajador varón, adulto, con papeles, fijo, industrial, etc.) mientras sostienen su estrategia de representación en participar de la externalización de los costes de la crisis sobre las más directamente afectadas (jóvenes, mujeres, sin papeles, eventuales, de servicios, etc.).

Resulta difícil negar que la precisa asimetría que se observa hoy entre la composición social del trabajo y el grado de movilización no resulte perversamente funcional a la modalidad en vigor de representación sindical y ésta, a su vez, a la política del Gobierno. Mientras las cosas no cambien, “su” huelga (la de CC OO y UGT) no será las “otras” huelgas; las de quienes no pueden hacer huelgas por estar sometidos al mando postfordista, un mando mucho más sutil, no institucionalizado y desdemocratizador. 

dissabte, d’octubre 09, 2010

[ cat ] ManifestX

DIGUEM PROU A LA CRIMINALITZACIÓ DELS MOVIMENTS SOCIALS!

Les i els sotasignants, professores i professors de les universitats catalanes, denunciem l’actual política de criminalització dels moviments socials per part de la gran majoria de mitjans de comunicació del nostre país i de molts responsables polítics de les institucions que el governen.

S’ignora, s’amaga, es desinforma i mai es dialoga amb el ventall de propostes i alternatives que des d’aquests moviments socials s’estan fent arreu, per transformar i donar noves opcions de vida en societat. Focalitzar en certs episodis violents, sense ni tant sols escoltar la contesta i la veu dels moviments socials a qui s’ataca és directament criminalitzar-los; construir el cap de turc i desviar l’atenció ciutadana dels conflictes reals en els què estem immersos més que mai a la nostra societat: l’atur, la pobresa i l’exclusió social, la desigualtat creixent entre grups, la retallada constant dels drets socials, l’afebliment de les reivindicacions del moviment obrer organitzat, el racisme i la xenofòbia, la corrupció política i la seva impunitat, la violència contra les dones, la duresa i la severitat del control penal contra els més vulnerables, l’índex creixent d’empresonaments, detencions, sancions…Espiral de violència estructural en augment. Una societat vertaderament democràtica, que ha de respectar plenament el dret a dissentir i a discrepar, no s’ho pot permetre.

Diguem prou!

Catalunya ha estat, és i volem que sigui una societat d’acollida i d’aixopluc a la diversitat de tota mena, a la diferència de color, de sexe, d’opinió i també de revolta. Benvinguda sigui.

Diguem prou a la invenció mediàtica que etiqueta d’antisistema als moviments socials. Els moviments socials es revolten, lluiten i proposen que un altre món és possible.

Diguem prou a la criminalització dels moviments socials!

LLISTAT DE PERSONES SOTASIGNANTS

1.Albert Sales (Universitat Pompeu Fabra) 2.Alejandro Andreassi Cieri (Universitat Autònoma de Barcelona) 3.Alessandra Caporale (Universitat Oberta de Catalunya) 4.Ana Isabel Garay Uriarte (Universitat Autònoma de Barcelona) 5.Ana Collado Sevilla (Universitat de Barcelona) 6.Àngel Cebollada Frontera (Universitat Autònoma de Barcelona) 7.Anna Camps Mundó (Universitat Autònoma de Barcelona) 8.Antonio Giménez Merino (Universitat de Barcelona) 9.Antonio Madrid (Universitat de Barcelona) 10.Apen Ruiz (Universitat Oberta de Catalunya) 11.Arcadi Oliveres (Universitat Autònoma de Barcelona) 12. Aurora Leal (Universitat Autònoma de Barcelona) 13.Barbara Biglia (Universitat Rovira i Virgili) 14.Bernat Muniesa Brito (Universitat de Barcelona) 15.Blanca Callén (Universitat Autònoma de Barcelona) 16.Carles Feixa Pampols (Universitat de Lleida) 17.Carmen Azcárate (Universitat Autònoma de Barcelona)18.Carolina Puga (Universitat de Barcelona) 19.Clara Camps Calvet (Universitat de Barcelona) 20.Conchi San Martín (Universitat de Barcelona) 21.Daniel Raventós (Universitat de Barcelona) 22.Daniel Turón (Universitat Oberta de Catalunya) 23.Dídac Sánchez-Costa (Universitat Oberta de Catalunya) 24.Dino Di Nella (Universitat de Barcelona) 25.Eduard Vinyamata (Universitat Oberta de Catalunya) 26.Elisabet Almeda Samaranch (Universitat de Barcelona) 27.Encarna Bodelón González (Universitat Autònoma de Barcelona) 28.Esteve Espelt (Universitat de Barcelona) 29.Fabià Díaz-Cortés (Universitat Autònoma de Barcelona) 30.Fèlix Balanzó Guerendiain (Universitat Autònoma de Barcelona) 31.Ferran Cortes Izquierdo (Universitat de Barcelona) 32.Ferran Izquierdo Brichs (Universitat Autònoma de Barcelona) 33.Francesc Espinet (Universitat Autònoma de Barcelona) 34.Francisco Fernández Buey (Universitat Pompeu Fabra) 35.Gerard Pla Cadafalch (Llotja, Escola superior d’arts i disseny) 36.Gerardo Pisarello (Universitat de Barcelona) 37.Ignasi Pons i Anton (Universitat de Barcelona) 38.Iker Puente Vigiola (Universitat Autònoma de Barcelona) 39.Isabel Gómez Alemany (Universitat Autònoma de Barcelona) 40.Jaume Botey Vallès (Universitat Autònoma de Barcelona) 41.Joaquim Sempere (Universitat de Barcelona) 42.Joan Benach (Universitat Pompeu Fabra) 43.Joan Pujol Tarrés (Universitat Autònoma de Barcelona) 44.Joana Conill Amelivia (Universitat Pompeu Fabra) 45.Joel Feliu (Universitat Autònoma de Barcelona) 46.Jordi Ibáñez Fanés (Universitat Pompeu Fabra) 47.Jordi Mir Garcia (Universitat Pompeu Fabra) 48.José Adelantado (Universitat Autònoma de Barcelona) 49.José Luis Gordillo Ferré (Universitat de Barcelona) 50.José Luis Lalueza (Universitat Autònoma de Barcelona) 51.Josep Canals Sala (Universitat de Barcelona) 52.Josep Maria Antentas (Universitat Autònoma de Barcelona) 53.Josep Mª Fericgla (Universitat de Barcelona) 54.Josep Fontana (Universitat Pompeu Fabra) 55.Juan-Ramón Capella (Universitat de Barcelona) 56.Lourdes Beneria (Universitat de Barcelona) 57.Manuel Aguilar Hendrickson (Universitat de Barcelona) 58.Manuel Castells Oliván (Universitat Oberta de Catalunya) 59.Manuel Delgado Ruiz (Universitat de Barcelona) 60.Marc Sanjaume i Calvet (Universitat Pompeu Fabra) 61.Ma.Inés Massot Lafón (Universitat de Barcelona) 62.Marcel Pie Barba (Universitat de Barcelona) 63.Mar Morón Velasco (Universitat Autònoma de Barcelona) 64.Margot Pujal Llombart (Universitat Autònoma de Barcelona) 65.María Jesús Izquierdo (Universitat Autònoma de Barcelona) 66.María José González Madrid (Universitat de Barcelona) 67.Marta Llobet (Universitat de Barcelona) 68.Marta Utset Canal (Universitat Autònoma de Barcelona) 69.Martí López Andreu (Universitat Autònoma de Barcelona) 70.Martin Rodrigo y Alharilla (Universitat Pompeu Fabra) 71.Mercè Izquierdo (Universitat Autònoma de Barcelona) 72.Miguel Angel Sahagún Padilla (Universitat Autònoma de Barcelona) 73.Miguel Candioti (Universitat Pompeu Fabra) 74.Miquel Izard (Universitat de Barcelona) 75.Miriam Sol Torelló (Universitat Oberta de Catalunya) 76.Natalia Ribas Mateos (Universitat de Barcelona) 77.Natalia Rosetti Maffioli (Universitat Autònoma de Barcelona) 78.Núria Vergés Bosch (Universitat de Barcelona) 79.Pep Garcia-Borés i Espí (Universitat de Barcelona) 80.Pere Solà Gussinyer (Universitat Autònoma de Barcelona) 81.Pilar Albertín (Universitat de Girona) 82.Rafael Merino (Universitat Autònoma de Barcelona) 83.Raimundo Viejo Viñas (Universitat Pompeu Fabra) 84.Ramon Franquesa (Universitat de Barcelona) 85.Ricard Vinyes (Universitat de Barcelona) 86.Robert Tomàs Calvo (Universitat Autònoma de Barcelona) 87.Salvador Aguilar Solé (Universitat de Barcelona) 88.Salvador López Arnal (Universidad Nacional de Educación a Distancia) 89. Silvia Lannitelli Muscolo (Universitat de Barcelona) 90.Samuel-Lajeunesse (Universitat Autònoma de Barcelona) 91.Sònia Arribas (Universitat Pompeu Fabra) 92.Sònia Sánchez Busques (Universitat Autònoma de Barcelona) 93.Susana Narotzky (Universitat de Barcelona) 94.Tomás Herreros Sala (Universitat de Barcelona) 95.Tomàs de Montagut (Universitat Pompeu Fabra) 96.Xavier Domènech Sampere (Universitat Autònoma de Barcelona) 97.Xavier Ferrer Gallardo (Universitat Autònoma de Barcelona) 98.Xavier Oliveras González (Universitat Autònoma de Barcelona) 99.Víctor Jorquera (Universitat de Barcelona) I CENT 100.Verena Stolcke (Universitat Autònoma de Barcelona)

divendres, d’octubre 08, 2010

[ es ] ¿Otra vuelta de tuerca?

Artículo publicado por Diagonal, 8 de octubre de 2010. Número 134

El escenario de los últimos meses evoca el célebre título de Henry James. Tras haber parecido que el Gobierno estaba por hacernos pasar la crisis de manera agridulce –hablando de cambio de modelo productivo, anunciando leyes sociales sobre género, laicidad o eutanasia, etc.–, asistimos a un amargo giro neoliberal digno del felipismo.

Zapatero ha pasado de ser el Dr. Jekill socialdemócrata que prometía blindar los derechos sociales a ser el Mr. Hyde neoliberal que rinde pleitesía a los señores de las finanzas en Wall Street y apoya los progromos posmodernos de Sarkozy. Tras este giro, en parte impuesto por una Europa conservadora, en parte solicitado por los medios, autoridades económicas y no pocos dirigentes del PSOE, tiene uno la impresión de que se oculta la desbandada socialista ante su incapacidad manifiesta para hacer frente a la doble crisis socioeconómica e institucional en que nos encontramos.

Y es que el régimen parece que zozobra por cualquiera de sus dos grandes líneas de fractura, a saber: clase y nación. En la divisoria nacional, la incapacidad para responder al cambio de la estrategia abertzale deja al descubierto hasta qué punto el españolismo aún necesita a ETA como un exterior constitutivo, ese otro culpable que confiere razón de ser. A pesar del ridículo internacional, el estamento político español –Izquierda Unida incluida, aunque con matices– parece aferrarse a un nostálgico e inoperante “contra ETA vivíamos mejor”.

Al mismo tiempo, la sentencia involutiva sobre el Estatut ha desvelado el retraso de la judicatura respecto al gobierno multinivel instaurado a escala estatal y europea en las tres últimas décadas. A juzgar por la sentencia y los votos particulares de algunos magistrados parece como si el “enemigo interior” y el “España roja, antes que rota” siguiesen plenamente en vigor.

En la divisoria económica y social, la proclama del cambio de modelo productivo y los años de incremento en el I+D han pasado a la historia. Cuando parecía que las viejas soluciones neoliberales habían quedado aparcadas al haber sido identificadas como causantes de la crisis, resulta que han vuelto a aparecer los monstruos del ‘pasado’ voceando sus viejos mantras. Así, el FMI ha vuelto al ruedo proponiendo una surrealista flexibilización de los contratos fijos como solución para crear empleo. El Gobierno ya no se opone a las solicitudes del gobernador del Banco de España o de los mercados financieros.

Ahora abandera las reformas neoliberales aun cuando se ponga en contradicción con sus palabras de antaño. No obstante, sería aventurado leer la crisis como una situación proclive a una helenización de la política. Antes bien, a juzgar por cómo está la izquierda, más parece que todo apunte hacia una implosión o colapso que marque el fin de Zapatero. Ante esto, el régimen prepara ya coaliciones con –o mayorías de– los conservadores de CiU, PNV y PP, según se trate. A la izquierda la situación debería ser leída con más inteligencia que la paralizante dualidad entre el pragmatismo subalterno de los socios de Gobierno del PSOE en los distintos Gobiernos y el anticapitalismo ideológico anclado en una composición social obsoleta. Esta huelga llega tarde y al servicio de una hegemonía interna en el trabajo –asalariado, fijo, masculino, con papeles...– que no ha sabido frenar el neoliberalismo. O cambiamos algo o ya podemos prepararnos para otra vuelta de tuerca.