Pensar en la política del movimiento:
Ideas políticas y movilizaciones sociales en la Era Global.
[ versión 1.1 — 04.09.2007 — texto íntegro ]
0.0 Introducción.
El desarrollo de la teoría política en las últimas décadas no es deslindable del progreso de la política del movimiento. Desde los debates sobre los modelos de democracia hasta la disputa entre liberales y comunitaristas, desde el feminismo y la teoría queer hasta la ecología política, el “hilo multicolor” del antagonismo ha suscitado numerosas controversias de las que el liberalismo en su formulación clásica no ha salido indemne. La conocida distinción entre liberalismo 1 y liberalismo 2 defendida por autores del peso de Charles Taylor o Michael Walzer da buena cuenta de hasta qué punto el liberalismo político asume hoy una ruptura interna. Esta cesura tiene lugar a raíz de un cambio de paradigma que inaugura la crisis de la “política de partidos” e inicia la “política del movimiento”. Un antes y un después que suele ubicarse en el paso de los años sesenta a los setenta y que, de manera simbólica, suele identificarse con la publicación de Teoría de la Justicia de John Rawls.
Nuestro cometido en este trabajo consiste en avanzar una primera reflexión teórica sobre qué es y qué implica la política del movimiento. No se trata, pues, de realizar un análisis sobre las ideas políticas de tal o cual “movimiento social” (feminismo, ecologismo, pacifismo, etc.). Por el contrario, se indaga en la común base teórica que caracteriza los procesos de movilización social como forma de hacer política. En este sentido, en las páginas que siguen se considera la hipótesis del tránsito acelerado hacia la política del movimiento que tiene lugar hoy en la globalización como un proceso general de cambio de lo político al que no puede escapar la producción de teoría política sin revelar por ello mismo su intencionalidad. De ahí el título: pensar “en” la política del movimiento. Con él no sólo se entiende que se reflexiona teóricamente “sobre” el movimiento y sus efectos (cosa que suele realizar el análisis de las ideologías), sino que también se piensa “dentro” o “fuera” del movimiento en la misma medida en que sea la nuestra una teoría política que se inscribe en el análisis de la tendencia constituyente de nuestras sociedades o se decante, por el contrario, por ser un ejercicio de abstracción y legitimación del poder soberano. En tanto que parte de una política inscrita en el antagonismo social, la teoría política que se enuncia en el movimiento se afirma en su propia autonomía frente a la anomia que caracteriza su comprensión bajo la óptica del soberano (el movimiento social como protesta cíclica, coyuntural e instrumental de un determinado grupo social). De igual modo, más allá de la heteronomía que concreta su comprensión contextualista (la política del movimiento como conjunto de movimientos antisistémicos intrínsecos a las contradicciones del sistema-mundo), esta teoría política se evidencia en su propio intencionalismo como teorización que se inscribe en el análisis de la tendencia y su efectuación en el cambio social.