Al fin está listo para salir a la calle el próximo número de la revista Contrapoder. A continuación se reproduce el comienzo del artículo introductorio de la carpeta sobre emergencias que incluye este décimo número. El resto accesible, esperemos que lo antes posible, en la web de Contrapoder
Emergencias: cambios de paradigma en el modo de mando
Los años setenta fueron tiempos para un giro copernicano en la definición estratégica del antagonismo; un giro anunciado por el paradójico apotegma del 77 italiano: «la rivoluzione è finita, abbiamo vinto» (Berardi, 1997: 49). Al tiempo que la retórica de la «gran revolución», la narrativa épica de los procesos de transformación de la sociedad a través de la apropiación del poder soberano (Holloway, 2002) se había convertido en una simple forma huera a manos de las «pasiones tristes», el desafío constituyente de la política del movimiento provocaba la implosión del modo de mando nacido tras la segunda posguerra mundial. En un planeta donde la amenaza del exterminio nuclear entre superpotencias todavía regía la producción de poderes soberanos, comenzaban a abrirse por aquel entonces las primeras fisuras de la institucionalidad moderna. Esta transformación de la forma efectiva de la soberanía (Hardt y Negri, 2002: 64), perceptible en la inversión dimensional que se efectúa en el paso de molar a molecular de las magnitudes sociales con que puede ser comprendido el antagonismo, desplazaba la centralidad de lo político de la forma-Estado hacia la política del movimiento. Los años sucesivos se convertirían en los tiempos de la tentantiva incesante por readaptar los diseños institucionales a las exigencias de la captura de las subjetividades constituyentes que habían emprendido el éxodo del neocorporativismo liberal de posguerra.
Sin la comprensión de las implicaciones últimas de este desplazamiento y la subsiguiente reorganización conservadora de los ochenta, así como de la exigencia de una metodología radicada en la autonomía movimentista que comporta su explicación, resulta difícil dar cuenta del alcance de las transformaciones que se están operando actualmente a escala global. Reducir la interpretación de las claves de lo que acaece a las posibles modalidades de un pensamiento determinístico (económico, sociológico, psicológico, etc.) ajeno a la centralidad de lo político y a su constitución agonística resulta en este sentido un riesgo no menor que el de la producción de un conocimiento positivo «sobre» y no «en» el movimiento. De ahí que en lo que sigue hayamos optado por presentar esta carpeta mediante una aproximación genealógica de las emergencias atenta a la identificación de las continuidades y discontinuidades que se han venido operando tras la última ola de movilizaciones. Los diferentes análisis de las distintas fenomenologías de la emergencia que se incorporan aquí se imbrican dentro, pero a la vez se proyectan desde, el esquema más general que se presenta a continuación; y ello en la expresa intencionalidad de quien se sabe inmerso en los conflictos antagonistas de nuestros días.