Que el 14N iba a ser un éxito de participación estaba cantado. No podía ser ya de otro modo dado que hemos entrado de lleno en la fase alcista de la ola de movilizaciones. La sucesión de ciclos de luchas que la integran no ha perdido su carácter sinérgico, por lo que las convocatorias se suceden éxito tras éxito. El problema de fondo, sin embargo, permanece: ¿para qué sirven realmente estas huelgas?, ¿acaso si aumentasen a dos días o se hiciesen indefinidas, como pretende cierto izquierdismo pueril, lograrían modificar la correlación de fuerzas que impulsa el neoliberalismo?, ¿es sólo una cuestión de cantidad? Y si no es así, ¿cómo se podrían traducir estas huelgas generales en progresos efectivos cuando el mando únicamente ofrece silencio, ninguneo y represión policial
Punto de no retorno
Otro modelo sindical