Pablo Iglesias Turrión es una rara avis en la politología española; algo en lo que sin duda se convierte cualquier persona que no quiera pensar la política desde los parámetros "mainstreamers" a que nos abocan las acreditaciones, la precariedad laboral y otros dispositivos disciplinarios de la institución universitaria postfordista. Por este motivo, cada vez que uno tiene oportunidad de leer alguno de sus artículos no deja de encontrar algún minuto perdido para poder saber de sus juicios.
Como siempre que pasa con la gente con la que tenemos más afinidades, muchos son los debates que tenemos pendientes (entre otros una discusión en profundidad por sus apuntes en el estupendo libro sobre Bolivia publicado por El Viejo Topo que compiló junto a Jesús Espasandín). En esta ocasión, sin embargo, Pablo ha escrito un artículo que se cruza temáticamente en mis actuales trabajos, por lo que no me he resistido a escribirle una primera respuesta. Visto que, además, se ha animado a abrir un debate respondiéndome a su vez, quizás haya quien quiera echar un ojo a este intercambio.
Su texto, en cualquier caso, viene muy al caso, vistos los usos recientes del deporte que está haciendo el nacionalismo español. Y es que por lo que se ve la rehabilitación de la idea de España está al orden del día. Esperemos que su estímulo sea de interés para los muchos que quieren seguir siendo muchos y defienden su dignidad de nacimiento.
PS: Casualidades de la vida. Añado un interesante artículo de Álvarez Junco que me acaba de enviar una estudiante.