Participación en el Congreso
El desafío del desarrollo humano. Propuestas locales para otra globalización.
Bilbo, 8, 9 y 10 de febrero de 2007
Grupo Temático 3, Nuevas formas de participación política frente a la crisis democrática
Democracia participativa y republicanismo liberal:
Movimientos sociales y diseño institucional en la Era Global
Raimundo Viejo Viñas
SINOPSIS
El presente trabajo aborda los problemas normativos que plantean al republicanismo liberal los movimientos sociales y el diseño institucional de la participación política. A la luz de análisis empíricos sobre las recientes políticas de regulación del espacio público, en general, y de la metrópoli barcelonesa, más en particular, realizaremos en primer lugar una evaluación de los resultados arrojados por las recientes modificaciones introducidas en los diseños institucionales, para abordar seguidamente la crítica de la concepción republicano-liberal de la movilización social implícita en los mismos. De acuerdo con la evidencia empírica, la introducción de las mencionadas modificaciones en lo relativo a la participación política se ha traducido en un notable aumento de los niveles de conflictividad y del recurso a las tácticas más disruptivas del repertorio de la acción colectiva. Lejos de favorecer el valor republicano del “civismo”, lo que se ha puesto de manifiesto es un debilitamiento general de las redes sobre las que habría de sostenerse la participación democrática. En el plano normativo, las dinámicas recientes de la movilización vienen a demostrar la aporía sobre la que se sostiene un discurso republicano que entiende la movilización ciudadana bajo el doble prisma de la heteronomía sistémica y la anomia movimentista.
dijous, de novembre 02, 2006
[es] Democracia participativa y republicanismo liberal
[es] Metrópoli y democracia en la Era Global
Participación en el Congreso
El desafío del desarrollo humano. Propuestas locales para otra globalización.
Bilbo, 8, 9 y 10 de febrero de 2007
Grupo Temático 3, Nuevas formas de participación política frente a la crisis democrática
Metrópoli y democracia en la Era Global: Orden y conflicto en la participación política de la Barcelona actual.
Gemma Ubasart i Gonzàlez y Raimundo Viejo Viñas
SINOPSIS
A lo largo de la última ola de movilizaciones, la ciudad de Barcelona se ha convertido en un auténtico laboratorio global para la política del movimiento en la democracia liberal. El impacto de las movilizaciones altermundialistas ha permitido una recombinación intensiva de los repertorios modulares de la acción colectiva que ha hecho de Barcelona un caso de especial interés a la hora de analizar las nuevas formas de participación política. El inusual y elevado nivel de movilización ha encontrado su correlato en una problemática readaptación del diseño institucional a la vida pública poco tendente, por lo general, a favorecer dinámicas participativas. Antes bien, inspirándose del paradigma republicano liberal, la aprobación de la “ordenanza cívica” por parte de las autoridades locales ha puesto de relieve que, más que desde la necesaria autonomía de la sociedad civil, la movilización política es entendida como una expresión anómica de participación política. Paradójicamente, las organizaciones representativas de las que cabría esperar un mayor interés por la participación ciudadana han aprobado una normativa que socava las bases institucionales de la misma. En el presente trabajo se aborda el análisis del cambio de paradigma gubernamental que ha comportado este giro estratégico por parte del gobierno local.
El desafío del desarrollo humano. Propuestas locales para otra globalización.
Bilbo, 8, 9 y 10 de febrero de 2007
Grupo Temático 3, Nuevas formas de participación política frente a la crisis democrática
Metrópoli y democracia en la Era Global: Orden y conflicto en la participación política de la Barcelona actual.
Gemma Ubasart i Gonzàlez y Raimundo Viejo Viñas
SINOPSIS
A lo largo de la última ola de movilizaciones, la ciudad de Barcelona se ha convertido en un auténtico laboratorio global para la política del movimiento en la democracia liberal. El impacto de las movilizaciones altermundialistas ha permitido una recombinación intensiva de los repertorios modulares de la acción colectiva que ha hecho de Barcelona un caso de especial interés a la hora de analizar las nuevas formas de participación política. El inusual y elevado nivel de movilización ha encontrado su correlato en una problemática readaptación del diseño institucional a la vida pública poco tendente, por lo general, a favorecer dinámicas participativas. Antes bien, inspirándose del paradigma republicano liberal, la aprobación de la “ordenanza cívica” por parte de las autoridades locales ha puesto de relieve que, más que desde la necesaria autonomía de la sociedad civil, la movilización política es entendida como una expresión anómica de participación política. Paradójicamente, las organizaciones representativas de las que cabría esperar un mayor interés por la participación ciudadana han aprobado una normativa que socava las bases institucionales de la misma. En el presente trabajo se aborda el análisis del cambio de paradigma gubernamental que ha comportado este giro estratégico por parte del gobierno local.
dissabte, d’octubre 28, 2006
[es] Participación en curso sobre cine y violencia política
El próximo 12 de diciembre a las 16:00 horas en el aula B05, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid
Movimientos de izquierda radical en Europa (I) República Federal Alemana
Proyección de “La leyenda de Rita” de Volker Schlöndorff.
Raimundo Viejo (UPF), Juan Carlos Monedero (UCM) y Mario Domínguez (UCM)
Modera: Saskia Espiñeira
Proyección de “La leyenda de Rita” de Volker Schlöndorff.
Raimundo Viejo (UPF), Juan Carlos Monedero (UCM) y Mario Domínguez (UCM)
Modera: Saskia Espiñeira
CURSO DE CINE Y VIOLENCIA POLÍTICA
Del 26 octubre al 19 diciembre
PROGRAMA
Análisis de la violencia política anti-sistémica en la segunda mitad del siglo XX a través del cine. Se abarcarán experiencias de lucha armada de grupos de diverso signo y métodos en diferentes lugares del planeta (África, Europa, Estados Unidos, América Latina...). Por medio de proyecciones, ponencias, mesas redondas y debates, la clave será comprender la importancia de la violencia política en la actual configuración económica y política mundial y la dimensión histórica de las experiencias armadas.
Del 26 octubre al 19 diciembre
PROGRAMA
Análisis de la violencia política anti-sistémica en la segunda mitad del siglo XX a través del cine. Se abarcarán experiencias de lucha armada de grupos de diverso signo y métodos en diferentes lugares del planeta (África, Europa, Estados Unidos, América Latina...). Por medio de proyecciones, ponencias, mesas redondas y debates, la clave será comprender la importancia de la violencia política en la actual configuración económica y política mundial y la dimensión histórica de las experiencias armadas.
para ver el programa clica aquí
[cat] El votant sense atributs.
Publicat a La Directa, nº 28, 29.11.2006, pàg. 7.
En les pròximes eleccions autonòmiques es presenta la candidatura Ciutadans-Partit de la Ciutadania. D'acord amb la seva pròpia propaganda, aquesta organització política seria “un partit de nou tipus”. No obstant això, si s'ha de jutjar per l'explicació que oferixen del seu propi model organitzatiu, res de nou cabria assenyalar en aquest sentit.
Al contrari, la descripció que oferixen de sí mateixos encaixa a la perfecció amb la de qualsevol organització partidista tradicional (una plataforma electoral, òrgans d'elecció democràtica, espais d'elaboració programàtica sectorials, etc.). En els seus materials accessibles al públic com a mínim (especialment en la seva web, de la que presumeixen com a clau de la seva novetat) el que es pot observar és senzillament més del mateix. Ni rastre en tot cas dels debats teòrics dels nostres dies sobre la representació política, el pluralisme, la democràcia participativa, els moviments, etc.
Així les coses, des d'aquest punt de vista, més sembla que assistim a l'enèsima reedició d'una expressió electoralista com tantes que indueïx la democràcia representativa al posar-se en marxa el seu principal dispositiu en el reclutament de elites polítiques.
I la novetat, no obstant això, existeix, doncs aquesta organització enuncia un tipus de discurs polític fins a ara infreqüent en el nostre panorama polític. En primer lloc, perquè el seu és abans que res el discurs d'un buit, el discurs d'una forma pura el contingut de la qual no és més que la seva propia representació. Així ho evidencia, sense anar més lluny, l'esmentat exemple de l’autoafirmació com “partit de nou tipus” sense més substantivació que la del reclam publicitari que aquest sintagma pot configurar per al consumidor polític àvid dels nous productes a proveir pel màrqueting electoral.
Però, en segon lloc, la vacuitat dels enunciats amb que es presenta a les eleccions aquesta candidatura és observable en la seva apel·lació a un vontant de identitat absent que se'ns presenta com concreció contemporània i especular de Ulrich, el personatge de l'extraordinària novel·la de Robert Musil, Der Mann ohne Eigenschaften, (L'home sense atributs o sense qualitats, segons la traducció de l'alemany que es prefereixi). Aquest text, escrit entre 1930 i 1942, constitueïx una de les crítiques més lúcides i demoledores a la crisi en la qual va quallar el totalitarisme nazi. Les lliçons de la reflexió de Musil no sembla que hagin escapat, malauradament, als inventors d'aquest enginy electoral.
El material de campanya no deixa lloc a dubtes: “No nos importa dónde naciste. No nos importa la lengua que hablas. No nos importa qué ropa vistes” (cartell de la web en espanyol sense traducció al català)… Gens importa, la sola possibilitat d'afirmar alguna forma d'identitat és perillosa per "essencialista" o, pitjor encara, resulta senzillament impossible com projecte polític: ésser és errar. Per la seva pròpia construcció discursiva, aquest Partit de la Ciutadania (o partit de la totalitat del cos polític) es predica com l'opció ideològica més acabada d'una representació política que es comprèn estrictament com l’aporia monista de poder ser el tot sent tan sols una part (el “partit total”).
Malgrat la complexitat d'aquesta crítica, la clau de la seva interpretació és senzilla: només la part (o partit) que es buidi de tota singularitat pot ser equiparada a un tot igualment mancat de tota especificitat. Només el zero per molts (per tants quants hi hagi) és igual a zero. Per això, seguint segurament l'etimologia de la paraula “persona” (en llatí la màscara teatral que duien els actors), es culmina la prèdica electoral amb l'afirmació: “sólo nos preocupan las personas”, o el que és el mateix, els votants sense atributs que facin possible el govern total de l’insubstancial.
En les pròximes eleccions autonòmiques es presenta la candidatura Ciutadans-Partit de la Ciutadania. D'acord amb la seva pròpia propaganda, aquesta organització política seria “un partit de nou tipus”. No obstant això, si s'ha de jutjar per l'explicació que oferixen del seu propi model organitzatiu, res de nou cabria assenyalar en aquest sentit.
Al contrari, la descripció que oferixen de sí mateixos encaixa a la perfecció amb la de qualsevol organització partidista tradicional (una plataforma electoral, òrgans d'elecció democràtica, espais d'elaboració programàtica sectorials, etc.). En els seus materials accessibles al públic com a mínim (especialment en la seva web, de la que presumeixen com a clau de la seva novetat) el que es pot observar és senzillament més del mateix. Ni rastre en tot cas dels debats teòrics dels nostres dies sobre la representació política, el pluralisme, la democràcia participativa, els moviments, etc.
Així les coses, des d'aquest punt de vista, més sembla que assistim a l'enèsima reedició d'una expressió electoralista com tantes que indueïx la democràcia representativa al posar-se en marxa el seu principal dispositiu en el reclutament de elites polítiques.
I la novetat, no obstant això, existeix, doncs aquesta organització enuncia un tipus de discurs polític fins a ara infreqüent en el nostre panorama polític. En primer lloc, perquè el seu és abans que res el discurs d'un buit, el discurs d'una forma pura el contingut de la qual no és més que la seva propia representació. Així ho evidencia, sense anar més lluny, l'esmentat exemple de l’autoafirmació com “partit de nou tipus” sense més substantivació que la del reclam publicitari que aquest sintagma pot configurar per al consumidor polític àvid dels nous productes a proveir pel màrqueting electoral.
Però, en segon lloc, la vacuitat dels enunciats amb que es presenta a les eleccions aquesta candidatura és observable en la seva apel·lació a un vontant de identitat absent que se'ns presenta com concreció contemporània i especular de Ulrich, el personatge de l'extraordinària novel·la de Robert Musil, Der Mann ohne Eigenschaften, (L'home sense atributs o sense qualitats, segons la traducció de l'alemany que es prefereixi). Aquest text, escrit entre 1930 i 1942, constitueïx una de les crítiques més lúcides i demoledores a la crisi en la qual va quallar el totalitarisme nazi. Les lliçons de la reflexió de Musil no sembla que hagin escapat, malauradament, als inventors d'aquest enginy electoral.
El material de campanya no deixa lloc a dubtes: “No nos importa dónde naciste. No nos importa la lengua que hablas. No nos importa qué ropa vistes” (cartell de la web en espanyol sense traducció al català)… Gens importa, la sola possibilitat d'afirmar alguna forma d'identitat és perillosa per "essencialista" o, pitjor encara, resulta senzillament impossible com projecte polític: ésser és errar. Per la seva pròpia construcció discursiva, aquest Partit de la Ciutadania (o partit de la totalitat del cos polític) es predica com l'opció ideològica més acabada d'una representació política que es comprèn estrictament com l’aporia monista de poder ser el tot sent tan sols una part (el “partit total”).
Malgrat la complexitat d'aquesta crítica, la clau de la seva interpretació és senzilla: només la part (o partit) que es buidi de tota singularitat pot ser equiparada a un tot igualment mancat de tota especificitat. Només el zero per molts (per tants quants hi hagi) és igual a zero. Per això, seguint segurament l'etimologia de la paraula “persona” (en llatí la màscara teatral que duien els actors), es culmina la prèdica electoral amb l'afirmació: “sólo nos preocupan las personas”, o el que és el mateix, els votants sense atributs que facin possible el govern total de l’insubstancial.
dimecres, d’octubre 25, 2006
[cat] Exàmens de Teoria Política I
Els exàmens de Teoria Política I tindran lloc el dia 15 de desembre de 15h00 a 17h00 en les aules 20.051 i 20.053 per al grup I i aules 20.055 i 20.057 per al grup II.
dissabte, d’octubre 14, 2006
[es] Proliferación de supermanes
Al parecer la idea de la performance no era tan original. Recientemente un colega me ha enviado el siguiente enlace:
+ http://www.youtube.com/watch?v=AYnZQNTJGwU
Pero ya puestos los del "Prangstgrup" alcanzan una profesionalidad impresionante en estos menesteres.
+ Prangstgrup.com
Un par de ejemplos:
En clase
+ musical en el aula
Y en la biblioteca:
+ musical en la biblioteca
* Gracias a Hibai A. por la info ;-)
+ http://www.youtube.com/watch?v=AYnZQNTJGwU
Pero ya puestos los del "Prangstgrup" alcanzan una profesionalidad impresionante en estos menesteres.
+ Prangstgrup.com
Un par de ejemplos:
En clase
+ musical en el aula
Y en la biblioteca:
+ musical en la biblioteca
* Gracias a Hibai A. por la info ;-)
divendres, de setembre 29, 2006
[es] Anécdota de principio de curso
Han comenzado las clases y no han faltado las sorpresas.
Ayer mismo, un estudiante que estaba en primera fila recibió una llamada de teléfono en plena clase. Para colmo, la estrepitosa melodía de su teléfono era la banda sonora de Superman. Ni corto ni perezoso, el tipo se puso en pie y comenzó a responder en voz alta algo del estilo siguiente: "¿sí? ¿cómo? Voy para ahí de inmediato!"
Se para, se gira hacia mí y me suelta algo como: "Lo siento profesor me tengo que marchar". Acto seguido se arranca la ropa y se queda disfrazado de Superman. La sorpresa que nos llevamos no pudo ser mayor. Absolutamente en serio el tipo sale corriendo del aula mientras dos colegas suyos situados al fondo le hacen unas fotos. En fin, vivir para ver.
Hoy me han enviado el video...
http://www.youtube.com/watch?v=4-LOE41BAhs
Ayer mismo, un estudiante que estaba en primera fila recibió una llamada de teléfono en plena clase. Para colmo, la estrepitosa melodía de su teléfono era la banda sonora de Superman. Ni corto ni perezoso, el tipo se puso en pie y comenzó a responder en voz alta algo del estilo siguiente: "¿sí? ¿cómo? Voy para ahí de inmediato!"
Se para, se gira hacia mí y me suelta algo como: "Lo siento profesor me tengo que marchar". Acto seguido se arranca la ropa y se queda disfrazado de Superman. La sorpresa que nos llevamos no pudo ser mayor. Absolutamente en serio el tipo sale corriendo del aula mientras dos colegas suyos situados al fondo le hacen unas fotos. En fin, vivir para ver.
Hoy me han enviado el video...
http://www.youtube.com/watch?v=4-LOE41BAhs
dijous, de setembre 21, 2006
[cat] Discurs i demagògia
Publicat al setmanari La Directa, nº 19, 27.09.2006, pàg. 6.
En els últims temps, s'ha fet recurrent un tipus d'argument que, a grans traços, ve a dir en el següent: el problema de que la gent no participi tant en els moviments socials és la insistència de certs sectors del moviment a parlar un llenguatge críptic, inassolible a la comprensió de la gent que, escèptica davant aquest tipus de discurs polític, prefereix optar per la desmobilització. Millor a casa, vindria a dir-se, que en mans d'uns pocs “listillos” universitaris capaços de manipular els processos democràtics amb la seva verborrea incomprensible.
Per altra banda, els qui solen emprar un considerable temps a criticar aquest tipus de discurs deixen entendre que la complexitat dels arguments esgrimits respondria a un cert narcisisme acadèmic, a la voluntat de construir jerarquies intel·lectuals i, pitjor encara, a perseguir amb tot això el doble objectiu de desarmar al moviment i recaptar vots per als partits de l'esquerra governamental.
Com en tot argument fal·laç, una bona part de tot això és cert i bé està que sigui objecte d'una acerada crítica en tots els espais i debats del moviment. Es tracta d'una denúncia decisiva per a sostenir la participació i que mereix tot el respecte i suport dels que creuen en la necessitat de teixir forts llaços socials per a plantar cara a l'opressió. Res, doncs, a objectar a la crítica cap als qui intenten fer d'un discurs complex un instrument per a la promoció personal.
Ara bé, dit això, potser sigui necessari advertir d'un mal menys visible, però tan vell com l'existència mateixa de la democràcia: la demagògia. Des de la Grècia antiga, per tal s'entén aquella pràctica política consistent en guanyar-se el favor popular per mitjà d'afalacs. L'argument demagògic opera per mitjà d'un doble gest retòric: d'una banda, comprenent l'argument de l'adversari en tota la complexitat de les seves intencions (expresses i ocultes); per una altra, afirmant la incapacitat intel·lectual de l'audiència per a no deixar-se endur per la persuasió. D'acord amb el demagog, algú (ell) té el deure moral d'explicar a qui no arriba a entendre (els altres) qui representa els seus veritables interessos (curiosament, el demagog). Per a això es redueixen la multitud d'interessos a un sol: el poble i aquest al seu representant.
L'evidència quotidiana que aporta la política del moviment, no obstant això, és molt diferent. En primer lloc, perquè com és sabut, els processos de mobilització social resulten de formes de comunicació alhora extremadament senzilles i complexes: senzilles, ja que operen a través de símbols de fàcil comprensió (banderes, cançons, logotips, etc.); complexes, ja que condensen una infinitat de càlculs d'interessos que els éssers humans són capaços de realitzar sense necessitat d'una complicada formalització discursiva.
Així, en el simple fet d'agitar una bandera pot estar perfectament resumida una crítica de l'economia política, l'exigència de drets, la denúncia del patriarcat o tot això alhora. La raó és ben senzilla: en societats tan complexes com les nostres ningú pot abastar la totalitat del coneixement. El que el símbol permet és crear el cos social connectant amplis camps del saber especialitzat gràcies a una confiança mútua basada en la praxi comuna: es tracta d'una connexió de caràcter contractual que assegura la participació.
Ara bé, si la confiança mútua falla, és a dir, si la connexió no respon als interessos reals de les parts implicades, la mobilització decau. El problema, per tant, no és que hagi sectors de moviment dedicats, per la seva pròpia especialització, a la producció d'un diagnòstic complex del real. Per contra, sembla que sigui en la desconfiança mútua, en la no comprensió del repartiment de tasques i en la desigualtat efectiva que pot néixer del control del saber, on radica la clau. La solució no és fàcil, però existeix: més reconeixement mutu, més aprendre de l'altre, més cooperació federativa entre sectors.
En els últims temps, s'ha fet recurrent un tipus d'argument que, a grans traços, ve a dir en el següent: el problema de que la gent no participi tant en els moviments socials és la insistència de certs sectors del moviment a parlar un llenguatge críptic, inassolible a la comprensió de la gent que, escèptica davant aquest tipus de discurs polític, prefereix optar per la desmobilització. Millor a casa, vindria a dir-se, que en mans d'uns pocs “listillos” universitaris capaços de manipular els processos democràtics amb la seva verborrea incomprensible.
Per altra banda, els qui solen emprar un considerable temps a criticar aquest tipus de discurs deixen entendre que la complexitat dels arguments esgrimits respondria a un cert narcisisme acadèmic, a la voluntat de construir jerarquies intel·lectuals i, pitjor encara, a perseguir amb tot això el doble objectiu de desarmar al moviment i recaptar vots per als partits de l'esquerra governamental.
Com en tot argument fal·laç, una bona part de tot això és cert i bé està que sigui objecte d'una acerada crítica en tots els espais i debats del moviment. Es tracta d'una denúncia decisiva per a sostenir la participació i que mereix tot el respecte i suport dels que creuen en la necessitat de teixir forts llaços socials per a plantar cara a l'opressió. Res, doncs, a objectar a la crítica cap als qui intenten fer d'un discurs complex un instrument per a la promoció personal.
Ara bé, dit això, potser sigui necessari advertir d'un mal menys visible, però tan vell com l'existència mateixa de la democràcia: la demagògia. Des de la Grècia antiga, per tal s'entén aquella pràctica política consistent en guanyar-se el favor popular per mitjà d'afalacs. L'argument demagògic opera per mitjà d'un doble gest retòric: d'una banda, comprenent l'argument de l'adversari en tota la complexitat de les seves intencions (expresses i ocultes); per una altra, afirmant la incapacitat intel·lectual de l'audiència per a no deixar-se endur per la persuasió. D'acord amb el demagog, algú (ell) té el deure moral d'explicar a qui no arriba a entendre (els altres) qui representa els seus veritables interessos (curiosament, el demagog). Per a això es redueixen la multitud d'interessos a un sol: el poble i aquest al seu representant.
L'evidència quotidiana que aporta la política del moviment, no obstant això, és molt diferent. En primer lloc, perquè com és sabut, els processos de mobilització social resulten de formes de comunicació alhora extremadament senzilles i complexes: senzilles, ja que operen a través de símbols de fàcil comprensió (banderes, cançons, logotips, etc.); complexes, ja que condensen una infinitat de càlculs d'interessos que els éssers humans són capaços de realitzar sense necessitat d'una complicada formalització discursiva.
Així, en el simple fet d'agitar una bandera pot estar perfectament resumida una crítica de l'economia política, l'exigència de drets, la denúncia del patriarcat o tot això alhora. La raó és ben senzilla: en societats tan complexes com les nostres ningú pot abastar la totalitat del coneixement. El que el símbol permet és crear el cos social connectant amplis camps del saber especialitzat gràcies a una confiança mútua basada en la praxi comuna: es tracta d'una connexió de caràcter contractual que assegura la participació.
Ara bé, si la confiança mútua falla, és a dir, si la connexió no respon als interessos reals de les parts implicades, la mobilització decau. El problema, per tant, no és que hagi sectors de moviment dedicats, per la seva pròpia especialització, a la producció d'un diagnòstic complex del real. Per contra, sembla que sigui en la desconfiança mútua, en la no comprensió del repartiment de tasques i en la desigualtat efectiva que pot néixer del control del saber, on radica la clau. La solució no és fàcil, però existeix: més reconeixement mutu, més aprendre de l'altre, més cooperació federativa entre sectors.
[cat] Quina participació?
Article enviat al setmanari La Directa (05.09.2006)
El 11 de Setembre és un moment del moviment important per a la seva dimensió catalanista. Com cada any, activistes de divers signe es reuneixen per a commemorar la Diada. Per mitjà d'aquesta celebració, se'ns recorda l'existència del conflicte nacional. El seu desenvolupament serveix perquè els diferents sectors que integren el catalanisme expressin les seves orientacions estratègiques. Aquest any, sens dubte, la Diada ve marcada per dos moments importants per a la participació política: el referendum de l’Estatut i les pròximes eleccions autonòmiques. No estaria de més que, després del fracàs estrepitós de l’Estatut, els i les que assumeixen com a propi el catalanisme, fessin una reflexió sobre la participació política.
En el tema de la participació política, plou sobre mullat. En l'alt nivell d'abstenció del referèndum de l’Estatut encara ressonen els índexs de baixa participació en el referèndum constitucional europeu de l'any passat. Amb tan magra implicació ciutadana en el procés electoral, cal esperar que a partir d'aquí el debat públic es bolqui si més no per algun temps, a la recerca de raons que ens expliquin el perquè d'aquests resultats i, més enllà d'aquests, s'interessin pel millor funcionament de les institucions democràtiques.
La primera reflexió que s'ha d'explicitar en referència a la questió és que la clau del “problema” no és la participació en si (participar és consubstancial a la democràcia, igual que debatre o decidir) sinó més aviat la seva articulació de conjunt dins del règim polític (la seva “modalitat”, si es prefereix). Dit d'una altra manera, la qüestió que hauria de suscitar el resultat del passat 15 de juny no hauria de fixar-se tant en “el què” (participar o no), com en “el com” (per mitjà de la convocatòria d'un referèndum com el que va tenir lloc); no tant en qüestionar una dimensió de la democràcia, sinó en pensar el model d'articulació institucional que seria desitjable per a una major satisfacció del desig de ciutadania.
Al cap i a la fi, la problematització de la participació en democràcia es troba estretament unida a la satisfacció ciutadana (per aquest motiu alguns politòlegs parlen de “desafecció”). Es tracta, abans que res, de comprendre l'activitat política com un inesgotable exercici agonístic, com una legítima competició entre interessos contraposats, irreductibles els uns als altres, i el desenvolupament dels quals no sempre ha de ser satisfactori per a tot el món. Amb tot, això no ha d'obstar perquè s'aspiri a un disseny institucional que aconsegueixi uns graus de satisfacció ciutadana més elevats possibles.
Com pensar, doncs, els resultats en termes de participació política? Amb l’objectiu d’explicar el desinterès per la participació electoral i, més enllà d'això per l'activitat de les institucions del govern representatiu, s'ha vingut generant des de fa temps un profund debat teòric en el qual s'entrecreuen temes com la qualitat de la democràcia, la crisi de la representació o els moviments socials. Amb independència de tots els matisos i de la més que desitjable diversitat d'arguments i parers, és probable que la major part dels arguments que trobem vinguin a alinear-se d'alguna manera amb dues lectures, que són també posicions teòriques en el debat normatiu del nostre temps.
D'acord amb la primera d'elles, anomenem-la minimalista, la baixa participació evidenciaria uns mínims suficients de satisfacció amb el funcionament de la democràcia. La ciutadania, àdhuc seguint els avatars polítics, s'hauria desentès d'una implicació més activa en el procés referendari, doncs hauria considerat que els seus interessos fonamentals no es veurien afectats de manera substantiva per la reforma de l’Estatut. No sent desitjable per si mateixa, l'elevada abstenció tampoc seria un fenomen preocupant; en tot cas, el resultat lògic de la “normalitat” democràtica.
La segona de les lectures, que direm maximalista, entendria per contra que la baixa participació és el reflex d'una crisi en el disseny institucional del règim, poc atent a les condicions de la participació. La democràcia, en la seva declinació purament liberal, precissaria de reformes que facilitessin una vida política més activa de la ciutadania a les institucions de govern derivades de l'Estat, aquelles a les quals correspon articular el règim polític en la seva totalitat. L'elevada abstenció seria així un símptoma de descontentament ciutadà i d'un mal funcionament de la democràcia que, a la llarga, podria malvaratar el propi règim de llibertats en que vivim.
Ambdues lectures són parcialment certes, si bé no necessàriament complementàries ni suficients per si mateixes com per a dotar-nos d'un marc capaç de treure'ns de la circularitat en la que ens situen ambdues explicacions. Considerem per un moment els dos arguments a la llum de les massives mobilitzacions que van tenir lloc amb anterioritat a l’aprovació de l’Estatut sota el lema “Som una nació. Tenim el dret a decidir”. Pensi's igualment en l'alt valor simbòlic, càrrega afectiva i satisfacció ciutadana que en el seu moment van suposar per als que s’implicaren en elles, amb independència del grau i manera que cadascú va contribuir a fer-les efectives.
El primer tipus d'argument encertaria sens dubte al considerar la democràcia liberal com un punt de partida suficient, però no arribaria a explicar per complert el desacord entre la participació en accions col·lectives tan multitudinàries i l'elevada abstenció electoral. Al considerar la ciutadania estrictament dins una lògica de la racionalitat econòmica, renunciaria a comprendre altres universos de valors que els del mercat. El seu plantejament s'instal·laria com a molt en l'avantatge realista enfront dels qui desafien el desenvolupament del marc constitucional vigent des de “fora” del mateix, però difícilment convenceria als qui des de “dins” lliguen el disseny institucional a la necessitat d'introduir canvis enfront dels imperatius que ens ofereix el futur.
El segon argument encertaria en l'exigència d'anar més enllà del punt de partida però segurament identificaria en excés la possibilitat d'una participació més satisfactòria amb la simple reforma de lleres de participació en les institucions autonòmiques. En un món on la complexitat social no deixa d'augmentar, pensar la participació política únicament des de les agències estatals revela una comprensió limitada de la ciutadania. A l'obviar l'exigència constituent expressada per les mobilitzacions, els seus partidaris perdrien de vista les limitacions de l'Estat enfront del caràcter multinacional de la societat.
Així les coses, abans que lamentar-se de l'alt abstencionismo o congratular-se per la normalitat aconseguida, segurament resulti més fructífer començar a pensar els resultats electorals des de la perspectiva de l'exigència constituent de la ciutadania (catalana, per a l'ocasió). Igual que la democràcia no s'ha de limitar a les convocatòries electorals, un dèficit de participació electoral no té perquè significar un dèficit de voluntat democràtica. Sinó que, tal com ha demostrat al llarg de tot el procés, el desig de ciutadania i amb ell la política del moviment plantegen avui un desafiament al disseny institucional de l'Estat autonòmic que va més enllà de la reforma estatutària.
El 11 de Setembre és un moment del moviment important per a la seva dimensió catalanista. Com cada any, activistes de divers signe es reuneixen per a commemorar la Diada. Per mitjà d'aquesta celebració, se'ns recorda l'existència del conflicte nacional. El seu desenvolupament serveix perquè els diferents sectors que integren el catalanisme expressin les seves orientacions estratègiques. Aquest any, sens dubte, la Diada ve marcada per dos moments importants per a la participació política: el referendum de l’Estatut i les pròximes eleccions autonòmiques. No estaria de més que, després del fracàs estrepitós de l’Estatut, els i les que assumeixen com a propi el catalanisme, fessin una reflexió sobre la participació política.
En el tema de la participació política, plou sobre mullat. En l'alt nivell d'abstenció del referèndum de l’Estatut encara ressonen els índexs de baixa participació en el referèndum constitucional europeu de l'any passat. Amb tan magra implicació ciutadana en el procés electoral, cal esperar que a partir d'aquí el debat públic es bolqui si més no per algun temps, a la recerca de raons que ens expliquin el perquè d'aquests resultats i, més enllà d'aquests, s'interessin pel millor funcionament de les institucions democràtiques.
La primera reflexió que s'ha d'explicitar en referència a la questió és que la clau del “problema” no és la participació en si (participar és consubstancial a la democràcia, igual que debatre o decidir) sinó més aviat la seva articulació de conjunt dins del règim polític (la seva “modalitat”, si es prefereix). Dit d'una altra manera, la qüestió que hauria de suscitar el resultat del passat 15 de juny no hauria de fixar-se tant en “el què” (participar o no), com en “el com” (per mitjà de la convocatòria d'un referèndum com el que va tenir lloc); no tant en qüestionar una dimensió de la democràcia, sinó en pensar el model d'articulació institucional que seria desitjable per a una major satisfacció del desig de ciutadania.
Al cap i a la fi, la problematització de la participació en democràcia es troba estretament unida a la satisfacció ciutadana (per aquest motiu alguns politòlegs parlen de “desafecció”). Es tracta, abans que res, de comprendre l'activitat política com un inesgotable exercici agonístic, com una legítima competició entre interessos contraposats, irreductibles els uns als altres, i el desenvolupament dels quals no sempre ha de ser satisfactori per a tot el món. Amb tot, això no ha d'obstar perquè s'aspiri a un disseny institucional que aconsegueixi uns graus de satisfacció ciutadana més elevats possibles.
Com pensar, doncs, els resultats en termes de participació política? Amb l’objectiu d’explicar el desinterès per la participació electoral i, més enllà d'això per l'activitat de les institucions del govern representatiu, s'ha vingut generant des de fa temps un profund debat teòric en el qual s'entrecreuen temes com la qualitat de la democràcia, la crisi de la representació o els moviments socials. Amb independència de tots els matisos i de la més que desitjable diversitat d'arguments i parers, és probable que la major part dels arguments que trobem vinguin a alinear-se d'alguna manera amb dues lectures, que són també posicions teòriques en el debat normatiu del nostre temps.
D'acord amb la primera d'elles, anomenem-la minimalista, la baixa participació evidenciaria uns mínims suficients de satisfacció amb el funcionament de la democràcia. La ciutadania, àdhuc seguint els avatars polítics, s'hauria desentès d'una implicació més activa en el procés referendari, doncs hauria considerat que els seus interessos fonamentals no es veurien afectats de manera substantiva per la reforma de l’Estatut. No sent desitjable per si mateixa, l'elevada abstenció tampoc seria un fenomen preocupant; en tot cas, el resultat lògic de la “normalitat” democràtica.
La segona de les lectures, que direm maximalista, entendria per contra que la baixa participació és el reflex d'una crisi en el disseny institucional del règim, poc atent a les condicions de la participació. La democràcia, en la seva declinació purament liberal, precissaria de reformes que facilitessin una vida política més activa de la ciutadania a les institucions de govern derivades de l'Estat, aquelles a les quals correspon articular el règim polític en la seva totalitat. L'elevada abstenció seria així un símptoma de descontentament ciutadà i d'un mal funcionament de la democràcia que, a la llarga, podria malvaratar el propi règim de llibertats en que vivim.
Ambdues lectures són parcialment certes, si bé no necessàriament complementàries ni suficients per si mateixes com per a dotar-nos d'un marc capaç de treure'ns de la circularitat en la que ens situen ambdues explicacions. Considerem per un moment els dos arguments a la llum de les massives mobilitzacions que van tenir lloc amb anterioritat a l’aprovació de l’Estatut sota el lema “Som una nació. Tenim el dret a decidir”. Pensi's igualment en l'alt valor simbòlic, càrrega afectiva i satisfacció ciutadana que en el seu moment van suposar per als que s’implicaren en elles, amb independència del grau i manera que cadascú va contribuir a fer-les efectives.
El primer tipus d'argument encertaria sens dubte al considerar la democràcia liberal com un punt de partida suficient, però no arribaria a explicar per complert el desacord entre la participació en accions col·lectives tan multitudinàries i l'elevada abstenció electoral. Al considerar la ciutadania estrictament dins una lògica de la racionalitat econòmica, renunciaria a comprendre altres universos de valors que els del mercat. El seu plantejament s'instal·laria com a molt en l'avantatge realista enfront dels qui desafien el desenvolupament del marc constitucional vigent des de “fora” del mateix, però difícilment convenceria als qui des de “dins” lliguen el disseny institucional a la necessitat d'introduir canvis enfront dels imperatius que ens ofereix el futur.
El segon argument encertaria en l'exigència d'anar més enllà del punt de partida però segurament identificaria en excés la possibilitat d'una participació més satisfactòria amb la simple reforma de lleres de participació en les institucions autonòmiques. En un món on la complexitat social no deixa d'augmentar, pensar la participació política únicament des de les agències estatals revela una comprensió limitada de la ciutadania. A l'obviar l'exigència constituent expressada per les mobilitzacions, els seus partidaris perdrien de vista les limitacions de l'Estat enfront del caràcter multinacional de la societat.
Així les coses, abans que lamentar-se de l'alt abstencionismo o congratular-se per la normalitat aconseguida, segurament resulti més fructífer començar a pensar els resultats electorals des de la perspectiva de l'exigència constituent de la ciutadania (catalana, per a l'ocasió). Igual que la democràcia no s'ha de limitar a les convocatòries electorals, un dèficit de participació electoral no té perquè significar un dèficit de voluntat democràtica. Sinó que, tal com ha demostrat al llarg de tot el procés, el desig de ciutadania i amb ell la política del moviment plantegen avui un desafiament al disseny institucional de l'Estat autonòmic que va més enllà de la reforma estatutària.
dimarts, de setembre 05, 2006
[cat] Política de terra cremada, política de moviment
Publicat al setmanari La Directa, nº 16, 06.09.2006, pàg. 6.
Entre els molts prejudicis polítics que poblen els imaginaris col.lectius, el de la passivitat dels gallecs és possiblement un dels més consolidats. La darrera onada de mobilitzacions, però, ha demostrat exactament el contrari. Així, per exemple, la vaga nacional del 15 de juny obrí un any abans el camí a la vaga general; el cicle contra la LOU fou a Galiza més fort i implicà a més sectors socials que a la resta de l’Estat; i les mobilitzacions contra la guerra global permanent no es limitaren al 15-F, essent les campanyes d’objecció fiscal, contra la desfilada militar a A Corunha i de solidaritat amb Palestina mostres importants de continuitat. En aquest context, la lluita contra el Prestige va marcar el punt àlgid de l’onada amb un extraordinari impacte transnacional (no únicament estatal) com van demonstrar els i les voluntàries vingudes de tot arreu. Ja en la fase baixa, la vaga del metall d’aquest any evidencia la potència política movimentista.
L’onada dels darrers anys ha transfomat a fons la composició social: els segments més joves i formats de la força de treball emprenen un èxode silenciós com estratègia de valorizació de les seves capacitats produtives. Aquesta nova migració facilita les condicions dins las quals han pogut tenir lloc els conflictes recents dels calls centers de A Corunha o del metall post-fordista a Vigo. Contràriament a les estratègies de reterritorializació identitària (nacional o d’empresa) proposades pels galleguismes i els obrerismes diversos, nous processos de subjectivació antagonista s’han posat en marxa recombinant les formes de fer política. El contrast es fa evident si pensem a la contraposició entre el fracàs de l’estratègia de la tensió promogut pels sectors independentistes partidaris de la lluita armada i les tàctiques microsocials dels centres socials, les pràctiques queer i altres, dels sectors més autònoms. La proliferació de dispositius comunicatius (indymedia, arredemo...) i organizatius (centres socials, xarxes activistes...), així com la producció d’un discurs innovador (des de símbols com la bandera de Nunca Mais fins a la guerrilla comunicativa dels Aduaneiros sem Fronteiras), ha demostrat que una altra política més participativa, autònoma i antagonista també és possible.
Les conseqüències dels darrers anys de mobilització, però, no es redueixen al terreny de la participació. En l’àmbit de la representació l’impacte del moviment s’ha notat igualment. De fet és evident que sense la mobilització Fraga Iribarne hauria guanyat encara una vegada les eleccions. El bipartit no va guanyar tant sols les autonomiques gràcies al vot condicionat de la campanya Há que bota-los (“cal fer-los fora”). El vot migrant també fou decissiu, reflexant a més el seu canvi de composició social. El fet que el resultat del dol electoral entre la Galiza clientelar i la antagonista hagi estat molt ajustat és encara una prova més de la fragilitat dels equilibris de poder i de l’actual crisi de la representació. El bipartit ho sap i el govern de Tourinho no es troba còmode amb les limitacions d’aquest moment fundacional de la legislatura. Per si no fos poc, a l’interior del govern es desenvolupen dues tendències igualment errades i contradictories front al moviment: mentre que el PSdeG confia el seu futur al marketing polític, una forta financiació del partit i als mass media, el BNG prefereix l’estratègia de l’hegemonització post-leninista dels moviments. Així va quedar demostrat el 20 d’agost passat amb la manifestació convocada per una plataforma “Nunca Mais” (que cal no confondre amb el procés del mateix nom), tardament reactivada amb l’única finalitat que la d’apropriació il.legitima de la mobilització. Per tot això, costa pensar que el futur del bipartit sigui clar. Sense un canvi radical de les cultures dels partits governants, el retorn de la dreta és més que possible. Una política de terra cremada del govern respecte als moviments és avui la basa més important del PP.
Entre els molts prejudicis polítics que poblen els imaginaris col.lectius, el de la passivitat dels gallecs és possiblement un dels més consolidats. La darrera onada de mobilitzacions, però, ha demostrat exactament el contrari. Així, per exemple, la vaga nacional del 15 de juny obrí un any abans el camí a la vaga general; el cicle contra la LOU fou a Galiza més fort i implicà a més sectors socials que a la resta de l’Estat; i les mobilitzacions contra la guerra global permanent no es limitaren al 15-F, essent les campanyes d’objecció fiscal, contra la desfilada militar a A Corunha i de solidaritat amb Palestina mostres importants de continuitat. En aquest context, la lluita contra el Prestige va marcar el punt àlgid de l’onada amb un extraordinari impacte transnacional (no únicament estatal) com van demonstrar els i les voluntàries vingudes de tot arreu. Ja en la fase baixa, la vaga del metall d’aquest any evidencia la potència política movimentista.
L’onada dels darrers anys ha transfomat a fons la composició social: els segments més joves i formats de la força de treball emprenen un èxode silenciós com estratègia de valorizació de les seves capacitats produtives. Aquesta nova migració facilita les condicions dins las quals han pogut tenir lloc els conflictes recents dels calls centers de A Corunha o del metall post-fordista a Vigo. Contràriament a les estratègies de reterritorializació identitària (nacional o d’empresa) proposades pels galleguismes i els obrerismes diversos, nous processos de subjectivació antagonista s’han posat en marxa recombinant les formes de fer política. El contrast es fa evident si pensem a la contraposició entre el fracàs de l’estratègia de la tensió promogut pels sectors independentistes partidaris de la lluita armada i les tàctiques microsocials dels centres socials, les pràctiques queer i altres, dels sectors més autònoms. La proliferació de dispositius comunicatius (indymedia, arredemo...) i organizatius (centres socials, xarxes activistes...), així com la producció d’un discurs innovador (des de símbols com la bandera de Nunca Mais fins a la guerrilla comunicativa dels Aduaneiros sem Fronteiras), ha demostrat que una altra política més participativa, autònoma i antagonista també és possible.
Les conseqüències dels darrers anys de mobilització, però, no es redueixen al terreny de la participació. En l’àmbit de la representació l’impacte del moviment s’ha notat igualment. De fet és evident que sense la mobilització Fraga Iribarne hauria guanyat encara una vegada les eleccions. El bipartit no va guanyar tant sols les autonomiques gràcies al vot condicionat de la campanya Há que bota-los (“cal fer-los fora”). El vot migrant també fou decissiu, reflexant a més el seu canvi de composició social. El fet que el resultat del dol electoral entre la Galiza clientelar i la antagonista hagi estat molt ajustat és encara una prova més de la fragilitat dels equilibris de poder i de l’actual crisi de la representació. El bipartit ho sap i el govern de Tourinho no es troba còmode amb les limitacions d’aquest moment fundacional de la legislatura. Per si no fos poc, a l’interior del govern es desenvolupen dues tendències igualment errades i contradictories front al moviment: mentre que el PSdeG confia el seu futur al marketing polític, una forta financiació del partit i als mass media, el BNG prefereix l’estratègia de l’hegemonització post-leninista dels moviments. Així va quedar demostrat el 20 d’agost passat amb la manifestació convocada per una plataforma “Nunca Mais” (que cal no confondre amb el procés del mateix nom), tardament reactivada amb l’única finalitat que la d’apropriació il.legitima de la mobilització. Per tot això, costa pensar que el futur del bipartit sigui clar. Sense un canvi radical de les cultures dels partits governants, el retorn de la dreta és més que possible. Una política de terra cremada del govern respecte als moviments és avui la basa més important del PP.
diumenge, de setembre 03, 2006
[en] Manchester Workshops in Political Theory - Second Annual Conference
Next week, I will take part at the Workshops in Political Theory organised by the Metropolitan University of Manchester, UK. This is the abstract I wrote for:
Social Movements, Liberal Republicanism, and the Concept of Politics in the Global Age
Since the end of the Cold War, «contentious politics» had been deeply transformed, affecting the concept of politics itself. As a result of the constituent impulse of the so-called «third wave of democratization», Western democracy expanded worldwide creating the concrete institutional framework for the rising of the «movement’s society». Thus, social movements became increasingly central to the theoretical understanding of politics in the global age. In this context, by means of the new information and communication technologies, the development of the anti-globalization movement’s wave of mobilizations modified also substantially the modular repertoire of non conventional collective action (i.e. movement’s politics itself). As party politics did more than one century ago, movement’s society arise now by restructuring the main features of the whole political system. The concept of politics is to be thought within this new global context. And so are doing nowadays different currents of political theory, from liberalism to socialism, from conservatism to republicanism. In fact, while these transformations take place, liberal republicans try to give a normative answer to the theoretical challenge of democracy’s discontent (for liberal republicanism, social movements are considered as a symptom of the crisis of liberal democracy). In the search for such an answer, liberal republicanism looks for an alternative definition to the concept of politics as formulated in liberal democracies. In this paper we seek to explain in what extent liberal republicanism could provide us with a satisfactory answer (if it can) to the questions enunciated by the social movements in signifying differently the concept of politics. In the aim to evaluate the heuristical potential of liberal republicanism we will look at the globalizing transformations of social movements first, to know which are the empirical features of movement’s society. Then, I will turn to liberal republicanism’s concept of politics and I will evaluate its heuristical potentiality.
For more information, please go to:
+ http://www.hlss.mmu.ac.uk/polphil/news/event.php?id=37
Social Movements, Liberal Republicanism, and the Concept of Politics in the Global Age
Since the end of the Cold War, «contentious politics» had been deeply transformed, affecting the concept of politics itself. As a result of the constituent impulse of the so-called «third wave of democratization», Western democracy expanded worldwide creating the concrete institutional framework for the rising of the «movement’s society». Thus, social movements became increasingly central to the theoretical understanding of politics in the global age. In this context, by means of the new information and communication technologies, the development of the anti-globalization movement’s wave of mobilizations modified also substantially the modular repertoire of non conventional collective action (i.e. movement’s politics itself). As party politics did more than one century ago, movement’s society arise now by restructuring the main features of the whole political system. The concept of politics is to be thought within this new global context. And so are doing nowadays different currents of political theory, from liberalism to socialism, from conservatism to republicanism. In fact, while these transformations take place, liberal republicans try to give a normative answer to the theoretical challenge of democracy’s discontent (for liberal republicanism, social movements are considered as a symptom of the crisis of liberal democracy). In the search for such an answer, liberal republicanism looks for an alternative definition to the concept of politics as formulated in liberal democracies. In this paper we seek to explain in what extent liberal republicanism could provide us with a satisfactory answer (if it can) to the questions enunciated by the social movements in signifying differently the concept of politics. In the aim to evaluate the heuristical potential of liberal republicanism we will look at the globalizing transformations of social movements first, to know which are the empirical features of movement’s society. Then, I will turn to liberal republicanism’s concept of politics and I will evaluate its heuristical potentiality.
For more information, please go to:
+ http://www.hlss.mmu.ac.uk/polphil/news/event.php?id=37
dissabte, de setembre 02, 2006
[es] Incendios, ciudadanía y movimiento
Publicado en La Vanguardia (02.09.2006)
La crisis provocada por la ola de incendios que tiene lugar en Galiza constituye el primer reto de envergadura para el gobierno autonómico. Todavía presente el Prestige en las memorias, la ciudadanía no ha tardado en activarse ante esta enésima agresión medioambiental. La proliferación de instrumentos organizativos y comunicativos ciudadanos (redes de voluntarios, weblogs, etc.) se ha desarrollado prácticamente en tiempo real. En no pocas ocasiones el gobierno gallego se ha visto superado por la iniciativa espontánea. Apenas unos días han sido suficientes para despertar el debate político de su letargo estival.
En Galiza, no obstante, arde sobre mojado. Contrariamente a los tópicos sobre la pasividad política de los gallegos, las movilizaciones de los últimos años han demostrado que la ciudadanía se encuentra entre las más activas del conjunto estatal. En el terreno de la representación, los análisis electorales más recientes demuestran que el proverbial abstencionismo nunca ha sido tal si se considera debidamente el impacto de la variable migratoria sobre el censo. Por lo que hace a la participación directa, la última ola de movilizaciones empezó antes en Galiza que en otras comunidades, alcanzó allí su mayor intensidad (LOU, Prestige, etc.) y se prolongó todavía más que en otras partes como se puede observar estos días.
Por otra parte, el ciclo de movilizaciones del Prestige, pivote de la alternancia que condujo al gobierno bipartito, no sólo legó a la ciudadanía gallega la valiosa experiencia política de la que se está sirviendo estos días (un rico repertorio de acciones, redes sociales reforzadas, espacios de comunicación independientes…). Al mismo tiempo, dicho ciclo comprometió a los actuales partidos gobernantes con la exigencia de otra manera de hacer política. Sin este mismo compromiso (por demás asumido explícitamente por los propios partidos en sus respectivas campañas y acuerdos de gobierno) resulta difícil comprender las implicaciones a medio plazo de la crisis actual; tanto más aún si se considera la previsible repetición de incendios en los próximos años.
Así las cosas, la cuestión no parece radicar tanto en si el bipartito es capaz de resolver, de inmediato y para siempre, un problema de carácter estructural estrechamente ligado a un modelo de desarrollo lastrado desde hace décadas. Al margen de la rivalidad interna existente entre ambas formaciones del gobierno autonómico, en el terreno institucional tres lustros de legislaturas populares exigen al bipartito dar prioridad a la consolidación del ejecutivo; proyectar una alternativa a medio plazo. Por esto mismo, más parece que el desafío real radique en idear otra forma de gobernar, un estilo más atento a las demandas de una ciudadanía exigente, capaz de cumplir con el propósito explícito de regenerar democráticamente el país.
Al fin y al cabo, en la crisis gallega se abre una disyuntiva entre dos cursos de intervención posibles: por un lado, la posibilidad de definición de una forma de hacer política atenta a los procesos de movilización social, respetuosa con la autonomía de los movimientos sociales y capaz de reinventar la representación política; por otro, el riesgo de ahogar las dinámicas agonísticas en las que se radica toda sociedad democrática, la tentación autoritaria de instituir patrones de cultura política clientelares y el abuso siempre efímero del margen de confianza ciudadano.
El éxito de la movilización social de estos días no debería entenderse, por lo tanto, como un apoyo incondicional al gobierno autonómico; siquiera como un “voto de confianza” particular al bipartito o a cualquiera de sus integrantes. Antes bien, comprender el valor de la robustez actual de la sociedad civil comporta necesariamente asumir la movilización como expresión política de una línea de tensión real entre un gobierno por consolidar y una ciudadanía consolidada. O por decirlo de otro modo: la desafección política es un lujo de la racionalidad instrumental que el Gobierno Touriño no se puede permitir; la viabilidad futura de la coalición gobernante depende hoy de un escrupuloso respecto a la autonomía de los movimientos sociales.
La crisis provocada por la ola de incendios que tiene lugar en Galiza constituye el primer reto de envergadura para el gobierno autonómico. Todavía presente el Prestige en las memorias, la ciudadanía no ha tardado en activarse ante esta enésima agresión medioambiental. La proliferación de instrumentos organizativos y comunicativos ciudadanos (redes de voluntarios, weblogs, etc.) se ha desarrollado prácticamente en tiempo real. En no pocas ocasiones el gobierno gallego se ha visto superado por la iniciativa espontánea. Apenas unos días han sido suficientes para despertar el debate político de su letargo estival.
En Galiza, no obstante, arde sobre mojado. Contrariamente a los tópicos sobre la pasividad política de los gallegos, las movilizaciones de los últimos años han demostrado que la ciudadanía se encuentra entre las más activas del conjunto estatal. En el terreno de la representación, los análisis electorales más recientes demuestran que el proverbial abstencionismo nunca ha sido tal si se considera debidamente el impacto de la variable migratoria sobre el censo. Por lo que hace a la participación directa, la última ola de movilizaciones empezó antes en Galiza que en otras comunidades, alcanzó allí su mayor intensidad (LOU, Prestige, etc.) y se prolongó todavía más que en otras partes como se puede observar estos días.
Por otra parte, el ciclo de movilizaciones del Prestige, pivote de la alternancia que condujo al gobierno bipartito, no sólo legó a la ciudadanía gallega la valiosa experiencia política de la que se está sirviendo estos días (un rico repertorio de acciones, redes sociales reforzadas, espacios de comunicación independientes…). Al mismo tiempo, dicho ciclo comprometió a los actuales partidos gobernantes con la exigencia de otra manera de hacer política. Sin este mismo compromiso (por demás asumido explícitamente por los propios partidos en sus respectivas campañas y acuerdos de gobierno) resulta difícil comprender las implicaciones a medio plazo de la crisis actual; tanto más aún si se considera la previsible repetición de incendios en los próximos años.
Así las cosas, la cuestión no parece radicar tanto en si el bipartito es capaz de resolver, de inmediato y para siempre, un problema de carácter estructural estrechamente ligado a un modelo de desarrollo lastrado desde hace décadas. Al margen de la rivalidad interna existente entre ambas formaciones del gobierno autonómico, en el terreno institucional tres lustros de legislaturas populares exigen al bipartito dar prioridad a la consolidación del ejecutivo; proyectar una alternativa a medio plazo. Por esto mismo, más parece que el desafío real radique en idear otra forma de gobernar, un estilo más atento a las demandas de una ciudadanía exigente, capaz de cumplir con el propósito explícito de regenerar democráticamente el país.
Al fin y al cabo, en la crisis gallega se abre una disyuntiva entre dos cursos de intervención posibles: por un lado, la posibilidad de definición de una forma de hacer política atenta a los procesos de movilización social, respetuosa con la autonomía de los movimientos sociales y capaz de reinventar la representación política; por otro, el riesgo de ahogar las dinámicas agonísticas en las que se radica toda sociedad democrática, la tentación autoritaria de instituir patrones de cultura política clientelares y el abuso siempre efímero del margen de confianza ciudadano.
El éxito de la movilización social de estos días no debería entenderse, por lo tanto, como un apoyo incondicional al gobierno autonómico; siquiera como un “voto de confianza” particular al bipartito o a cualquiera de sus integrantes. Antes bien, comprender el valor de la robustez actual de la sociedad civil comporta necesariamente asumir la movilización como expresión política de una línea de tensión real entre un gobierno por consolidar y una ciudadanía consolidada. O por decirlo de otro modo: la desafección política es un lujo de la racionalidad instrumental que el Gobierno Touriño no se puede permitir; la viabilidad futura de la coalición gobernante depende hoy de un escrupuloso respecto a la autonomía de los movimientos sociales.
divendres, de setembre 01, 2006
[es] Prueba
Después de que los impresentables de alfablog nos dejaran colgados sin avisar siquiera, he aquí mi nuevo weblog profesional. Esperemos que este tenga una vida más larga.
Subscriure's a:
Missatges (Atom)